A la luz de los recientes acontecimientos, Russell M. Nelson, Presidente de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días compartió el siguiente mensaje en sus cuentas de redes sociales:
Nos unimos a muchas personas de esta nación y de todo el mundo que se sienten profundamente entristecidas por las recientes evidencias de racismo y desprecio absoluto por la vida humana.
Reprobamos el hecho de que algunas personas nieguen a otras respeto y las libertades más básicas por el color de su piel.También nos entristece que estos ataques a la dignidad humana conduzcan a una escalada de violencia y a disturbios.
El Creador de todos nosotros nos exhorta a cada uno a abandonar las actitudes de prejuicio contra cualquier grupo de hijos de Dios. ¡Cualquiera de nosotros que tenga prejuicios hacia otra raza debe arrepentirse!
Durante Su misión terrenal el Salvador ministró constantemente a las personas a las que se excluía, marginaba, juzgaba, ignoraba y rechazaba y a aquellos de los que se abusaba. Como seguidores Suyos, ¿podemos hacer menos que eso? ¡La respuesta es rotundamente no! ¡Creemos en la libertad, la bondad y la imparcialidad para todos los hijos de Dios!
Seamos claros. Somos hermanos y hermanas, cada uno de nosotros es hijo de un amoroso Padre Celestial. Su Hijo, el Señor Jesucristo, nos invita a todos a venir a Él, “negros o blancos, esclavos o libres, varones o mujeres” (2 Nefi 26:33). Nos corresponde a cada uno de nosotros hacer todo lo que podamos dentro de nuestro ámbito de influencia para preservar la dignidad y el respeto que cada hijo e hija de Dios merece.
Toda nación solo puede ser tan grande como su gente. Eso requiere que los ciudadanos cultiven una brújula moral que les ayude a distinguir entre el bien y el mal.
No se pueden tolerar actos ilegales como el saqueo, la desfiguración o la destrucción de la propiedad pública o privada. Nunca se ha corregido un acto injusto cometiendo un segundo acto de injusticia.
El mal nunca se ha resuelto con más maldad.Es preciso que fomentemos la fe en la paternidad de Dios y la hermandad del hombre.
Debemos promover el respeto fundamental por la dignidad de cada alma humana, sin importar su color, credo o causa.
Tenemos que trabajar incansablemente para tender puentes de entendimiento en lugar de levantar muros de segregación.
Ruego que trabajemos juntos por la paz, por el respeto mutuo, y por un amor sin límites por todos los hijos de Dios.
Presidente Russell M. Nelson