Nota de prensa

Los Santos de los Últimos Días en Europa donan más de 900 toneladas de alimentos a Ucrania

Los retrasos en la cadena de suministro y la escasez en Ucrania generan una necesidad urgente de provisiones

Uno de los muchos efectos lamentables del conflicto en Ucrania es la tensión adicional que sufre la cadena de suministro en muchos artículos, sobre todo los alimentos básicos. Este trastorno ha afectado a los ciudadanos de a pie de todo el país y limita su acceso a muchos artículos básicos, entre ellos comidas enlatadas precocinadas, alimentos para bebés, harina, pasta y arroz.

Después de una presentación informal a un asesor de la vicepresidenta primera de Ucrania, La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días se ofreció a prestar ayuda de emergencia suministrando alimentos urgentemente al pueblo ucraniano.

“Cuando este asesor gubernamental recurrió a mí inicialmente, lo pusimos en contacto con nuestro equipo de Servicio humanitario y quedó muy impresionado”, afirma Oleksiy Hakalenko, que trabaja como gerente de Área de la Iglesia y supervisa la labor humanitaria en Ucrania. “Conforme recibía más información, se sentía cada vez más entusiasmado por colaborar con la Iglesia en este proyecto pluridimensional de donación de alimentos”.

En cooperación con el Gobierno ucraniano, la Iglesia puso en marcha un proyecto de ayuda de emergencia para suministrar los alimentos necesarios para abastecer centros y almacenes en los países vecinos de Polonia y Rumanía. Posteriormente, las entidades gubernamentales de Ucrania recurrieron a su red de transporte establecida para enviar los alimentos a lugares concretos de Ucrania y distribuirlos. Los envíos gubernamentales se han centrado en llevar alimentos a las zonas y comunidades más necesitadas de Ucrania.

Esta compleja labor humanitaria era tan cuantiosa como complicada logísticamente. Daniel García, un comprador del Departamento de Compras de la Iglesia del Área Europa, comentó: “Cada día teníamos problemas para encontrar proveedores con existencias que pudiéramos comprar y que ellos pudieran enviar en un corto margen de tiempo. El alto coste del combustible también constituyó un obstáculo que daba lugar a posibles retrasos en las entregas y un aumento de los costes de transporte”.

Se encontraron proveedores en muchos países, incluyendo Alemania, España, Polonia y Rumanía, entre otros, y se pusieron en contacto con ellos. El requisito fundamental era que pudieran entregar enormes cantidades de alimentos en un plazo muy corto de tiempo.

García concluye: “El proceso de abastecerse de suministros también se vio impedido por las barreras lingüísticas. En algunos casos, toda la comunicación se tuvo que llevar a cabo mediante el traductor de Google.

Los envíos de emergencia se realizaron a lo largo de ocho semanas en abril y mayo de 2022. La Iglesia entregó más de mil palés de alimentos durante ese tiempo. En combinación con la ayuda previa prestada al pueblo ucraniano, las donaciones humanitarias de la Iglesia allí fueron, en total, más de 900 toneladas de alimentos y otros suministros.

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