Esther vive en Burdeos, en el suroeste de Francia, y al noreste, en Reims, reside Clément. Ahora los dos comparten una nueva e inesperada conexión. Han sido seleccionados como participantes internacionales de El Coro del Tabernáculo de la Manzana del Templo, en el estado de Utah, Estados Unidos. Cantarán con el Coro durante la conferencia general mundial de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, los días 6 y 7 de abril de 2024.
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El galardonado Coro del Tabernáculo es uno de los coros más antiguos y con mayor número de miembros del mundo, ha actuado ante audiencias de más de veintiocho países y ha vendido millones de copias de sus grabaciones.
Nacida en Estrasburgo, Esther Petion es la novena de diez hermanos criados en una familia de músicos. Todos los hijos aprendieron a cantar y a tocar un instrumento cuando eran pequeños, y una de ellos haría del canto su profesión más adelante. Cuando tenía siete años, Esther estaba ansiosa por empezar en el conservatorio de música de Estrasburgo, aprendiendo teoría musical básica y cantando en el coro de niños. Su madre le enseñó nociones básicas de piano y, a los nueve años, Esther añadió el violonchelo a su repertorio.
En la actualidad, Esther vive en Burdeos y trabaja como logopeda, atendiendo tanto a niños como a adultos. También aprovecha cualquier ocasión para cantar. “No soy profesional”, dice Esther, “pero siempre me ha gustado cantar por placer y para expresar mi alegría”. Llegó a formar parte de muchos coros en el conservatorio y en la Iglesia. Como su madre y la mayoría de sus hermanas, Esther es soprano ligera. “Cantar con el Coro del Tabernáculo será una experiencia musical increíble y una oportunidad de entregar mi voz al Señor”.
Esther viajará a Salt Lake City con Clément Jouault, un barítono-bajo que nació en Burdeos, pero que ahora vive con su mujer y su hija pequeña en Reims. Clément es controlador aéreo, pastelero aficionado y músico comprometido. No es cantante profesional, pero está muy cerca de serlo.
En la casa familiar de Clément siempre había música y fue allí donde empezó a tomar clases de piano a los cinco años. Sus padres vieron algo en Clément desde el principio y no le permitieron dejar las clases cuando estuvo tentado de hacerlo. Clément atribuye a su apoyo y paciencia la continuidad de sus estudios de piano. Durante sus años de educación secundaria, acompañó a cantantes al piano y participó activamente en el coro de su congregación local, dirigido por un músico profesional.
Cuando Clément y su familia se trasladaron a Reims hace diez años para que él pudiera desempeñar su profesión de controlador aéreo, su vida musical dio un vuelco y se presentó a las pruebas del Conservatorio de Reims, pero no de piano, sino de canto. “Fue entonces cuando empezó la verdadera aventura del canto”, señala Clément. Con la ayuda de profesores y cantantes de ópera de primera categoría, pudo participar en producciones profesionales, como “La flauta mágica” de Mozart.
“Cantar con el Coro del Tabernáculo siempre ha sido un sueño para mí. En un momento dado, incluso me planteé trasladarme a Utah, trabajar en el aeropuerto de Salt Lake City, estudiar música en la Universidad Brigham Young y presentarme a las audiciones del Coro, pero no fue posible”, explica Clément. “Me sorprendió enterarme de la existencia de este programa”.
Tras ser recomendados por la Presidencia del Área Europa Central, tanto Esther como Clément recibieron un mensaje por correo electrónico del Coro del Tabernáculo en el que se los invitaba a una audición. El proceso duró unas diez semanas, empezando por una entrevista en línea para hablar de detalles prácticos y después llegó la audición técnica. Tuvieron aproximadamente un mes para hacer grabaciones de sus voces interpretando en varios estilos, que luego presentaron al comité de evaluación.
Lo más estresante para cada uno de ellos fue la audición en línea y en directo, de quince minutos, con Ryan Murphy, director adjunto del Coro del Tabernáculo. “Fue muy amable y muy profesional y habla francés”, comentaron los dos. Unas semanas más tarde, se les notificó por correo electrónico la decisión final.
Clément explicó: “Una mañana fui a apagar la alarma de mi teléfono y vi varios mensajes de correo electrónico. Uno de ellos era del Coro y empezaba con ‘Enhorabuena’. Así que desperté a mi esposa y le dije: ‘¡Lo conseguí!’”.
“Cuando vi el mensaje, me invadieron muchas emociones”, recuerda Esther. “Estaba sorprendida, feliz, intrigada y expectante por el resto de la aventura, y verdaderamente emocionada. Y, más que nada, estaba muy agradecida a mi Padre Celestial”.
Esther y Clément dispondrán de varias semanas para aprenderse las once piezas que interpretarán con el Coro del Tabernáculo. Cuando lleguen a Salt Lake City, dos semanas antes de la conferencia, serán nombrados misioneros musicales y dedicarán todo su tiempo a preparar las actuaciones. Ambos están especialmente agradecidos por la oportunidad de ser llamados como misioneros. “Significa mucho para mí, porque nunca he sido misionera”, dice Esther. “Así que esta es ahora mi misión, de una manera personalizada e ideal para mí. Creo que el Padre Celestial tiene una manera especial de hacer que todos seamos testigos de Su Hijo y de Su misericordia”.
Estos dos cantantes franceses serán miembros oficiales del Coro del Tabernáculo durante un periodo de cinco años, con la posibilidad de cantar en al menos tres conferencias generales distintas de la Iglesia. Los primeros participantes internacionales actuaron con el Coro en abril de 2023 y, por primera vez este año, se invitó a cantantes de Europa a presentarse a una audición. Habrá doce participantes internacionales en la próxima Conferencia General de abril de 2024, siete de los cuales proceden de Europa: en concreto, de Austria, Dinamarca, Francia, Inglaterra y Suecia.
“Creo que muchos de mis amigos del conservatorio verán las sesiones de la conferencia para buscarme”, dijo Clément. “Me ayudaron y animaron durante el proceso de audición, así que estoy encantado de que puedan compartir esta experiencia conmigo”.
“Esta es la primera vez que estaré frente a tantas personas, lo que en un principio parece aterrador”, reflexionó Esther. “Pero sé que el Padre Celestial me ayudará a saber reaccionar para que pueda ser una buena misionera como parte del Coro del Tabernáculo”.
Las conferencias generales de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días se llevan a cabo dos veces al año, en abril y en octubre.