Nota de prensa

La Primera Presidencia y los apóstoles de más de setenta años reciben la vacuna contra el COVID-19

La Iglesia ha ayudado a vacunar a casi 117 millones de personas desde 2002

Ocho líderes de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días recibieron la primera dosis de la vacuna contra el COVID-19 el martes por la mañana en Salt Lake City. Estos líderes cumplen los requisitos para la vacuna en Utah porque son mayores de setenta años. Los trabajadores de la salud y de atención primaria y otros receptores de alto riesgo del estado han tenido la oportunidad de vacunarse en las últimas semanas.

 

Recibieron la vacuna los tres miembros de la Primera Presidencia y cinco miembros del Cuórum de los Doce Apóstoles, así como la mayoría de sus cónyuges: El presidente Russell M. Nelson y su esposa, Wendy; el presidente Dallin H. Oaks y su esposa, Kristen; el presidente Henry B. Eyring; el presidente M. Russell Ballard; el élder Jeffrey R. Holland y su esposa, Patricia; el élder Dieter F. Uchtdorf y su esposa, Harriet; el élder Quentin L. Cook y su esposa, Mary; y el élder D. Todd Christofferson y su esposa, Kathy.

Declaración de la Primera Presidencia sobre las vacunas

La Primera Presidencia publicó el martes la siguiente declaración sobre la importancia de las vacunas y la inmunización contra las enfermedades prevenibles:

De palabra y de hecho, La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días ha apoyado la vacunación durante generaciones. Como componente destacado de nuestras labores humanitarias, la Iglesia ha financiado, distribuido y administrado vacunas que salvan vidas en todo el mundo. Las vacunas han contribuido a frenar o eliminar enfermedades transmisibles devastadoras, como la poliomielitis, la difteria, el tétanos, la viruela y el sarampión. Las vacunas administradas por profesionales médicos competentes protegen la salud y preservan la vida.

Cuando esta pandemia se extendió por todo el mundo, la Iglesia canceló inmediatamente las reuniones, cerró los templos y restringió otras actividades debido a nuestro deseo de ser buenos ciudadanos del mundo y hacer nuestra parte para luchar contra la pandemia.

Ahora, las vacunas contra el COVID-19 por las que muchos han orado y ayunado y en las que muchos han trabajado, se están desarrollando, y algunas se están suministrando ya. De acuerdo con las pautas publicadas por las autoridades sanitarias locales, las vacunas se ofrecieron en primer lugar a los trabajadores sanitarios y de atención primaria y a otros receptores de alto riesgo. Debido a su edad, los líderes de la Iglesia de más de setenta años agradecen ahora la oportunidad de vacunarse.

A medida que se presenten las oportunidades adecuadas, la Iglesia insta a sus miembros, empleados y misioneros a ser buenos ciudadanos del mundo y a ayudar a sofocar la pandemia protegiéndose a sí mismos y a los demás mediante la inmunización. Las personas son responsables de tomar sus propias decisiones sobre la vacunación. Para tomar esa decisión, recomendamos que, siempre que sea posible, se asesoren con un profesional médico competente en cuanto a sus circunstancias y necesidades personales.

La Iglesia apoya desde hace mucho tiempo la vacunación

La Iglesia de Jesucristo ha reconocido la importancia de las vacunas y la inmunización durante décadas. “Instamos a los miembros de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días a proteger a sus propios hijos mediante la vacunación”, dijo la Primera Presidencia en 1978.

Desde 2002, a través de su organización humanitaria Latter-day Saint Charities, la Iglesia ha ayudado a financiar 168 proyectos en 46 países para bendecir a 116 819 870 personas. Latter-day Saint Charities proporciona apoyo económico a destacados socios mundiales de inmunización para adquirir y suministrar vacunas, vigilar las enfermedades, responder a los brotes, formar a los trabajadores sanitarios y desarrollar programas de eliminación y erradicación. Los resultados muestran más niños inmunizados y menos vidas perdidas por el sarampión, la rubeola, el tétanos materno y neonatal, la poliomielitis, la diarrea, la neumonía y la fiebre amarilla.

Entre los éxitos más notables de los últimos tiempos se encuentra la eliminación de enfermedades en toda África. En 2019, Latter-day Saint Charities y socios como UNICEF USA y Kiwanis International ayudaron a eliminar el tétanos materno y neonatal en el Chad y la República Democrática del Congo. A finales del año pasado, gracias a UNICEF y a socios como Latter-day Saint Charities, África erradicó el poliovirus salvaje. En respuesta a una epidemia de sarampión en el Chad en 2019, UNICEF y sus socios ayudaron a vacunar a 653 535 niños de entre seis meses y nueve años durante una semana.

“Me alegro de que nos haya llegado el turno de la vacunación”, dijo el presidente Oaks el martes por la mañana. “Albergamos la firme esperanza de que la vacunación general de la población nos ayude a adelantarnos a esta terrible pandemia. Es esperanzador, como una luz al final del túnel. Los que han inventado la vacuna y los que han hecho que esté disponible de forma general mediante un sistema de prioridades sensato, sienten alivio y agradecimiento”.

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