Nota de prensa

Miembros de la Iglesia alivian el hambre en la República Democrática del Congo

   LDS Philanthropies. Con campos de mandioca diezmados por las enfermedades, la reducción de la demanda mundial de mandioca, y las secuelas nacionales de los efectos de una larga guerra civil, los líderes de la Iglesia en la República Democrática del Congo estaban preocupados por el bienestar de sus miembros. Hombres acostumbrados a trabajar en los campos se encontraron privados de un empleo remunerador. Miembros de todas las edades estaban sufriendo hambre y malnutrición graves. Los líderes de la Iglesia procuraron la ayuda de LDS Charities para rescatar este importante cultivo y proporcionar trabajo y el sustento alimenticio tan necesitado.

   La mandioca es una raíz leñosa comestible que crece con facilidad en tierras pobres con poca lluvia. Es la tercera fuente mundial de hidratos de carbono, y representa un tercio de la ingesta de calorías de los habitantes del África subsahariana. Teniendo en cuenta que se puede cosechar según la demanda, la mandioca actúa como reserva contra el hambre; no obstante, esta raíz también es susceptible a enmohecerse y sufrir enfermedades, y contiene abundantes toxinas, principalmente cianuro.

   A pesar de los muchos problemas de
la mandioca, ésta se mantuvo como importante producto de exportación de la República Democrática del Congo y como alimento básico de sus 71 millones de habitantes. Desgraciadamente, la dilatada guerra civil y un brote de enfermedad se combinaron para diezmar los campos de mandioca del país. La reducción en la demanda mundial de mandioca deprimió aún más a los empobrecidos agricultores rurales. El efecto resultante fue un hambre y una malnutrición graves.

   En colaboración con los líderes locales del
sacerdocio, LDS Charities puso en marcha un proyecto de iniciativa alimentaria que ha producido impresionantes resultados y se ha convertido en una gran bendición para la población rural de la República Democrática del Congo.

   “En 2006, investigamos varias organizaciones caritativas y universidades de la región”, explica Wade Sperry, gerente de operaciones de campo de la iniciativa alimentaria de LDS Charities.

   “Una de ellas, una organización humanitaria nigeriana llamada IITA, había elaborado una planta de mandioca libre de virus. Aceptaron ayudar a nuestros líderes locales del sacerdocio para que capacitaran a los agricultores en la producción de estas nuevas plantas libres de virus y encontrar nuevos mercados”.

   Se aprobó un proyecto de tres años para ayudar a las
familias a reconstruir su modo de vida agrario. Quinientas familias recibieron plantas libres de virus. Con la participación de los líderes locales de la Iglesia, se enseñó a las familias a labrar con más eficacia los campos y mejorar las técnicas que aplicaban tras la cosecha.

   “Los campos se estaban labrando manualmente”, explica Ferren Squires, director de servicios de producción agraria de LDS Charities. “Sabíamos que si se araba más profundamente con equipo mecánico, se atajaría la enfermedad y se solucionaría el problema”. Afortunadamente, el gobernador de la provincia acababa de adquirir dos tractores para Luputa.

   “También era necesario enseñarles nuevas prácticas agrícolas, tales como un regadío adecuado y un espacio apropiado entre las plantas”, dice el hermano Sperry.

   A
finales de 2009, los agricultores probaron diez de las veintidós nuevas variedades de mandioca elaboradas por IITA. Eran resistentes a las enfermedades y a las plagas, con un contenido bajo en cianuro, resistentes a sequías, de maduración temprana y de alto rendimiento. Generaron producciones sostenibles un 50% más abundantes que las variedades locales.

   A partir de esta cosecha inicial, se obtuvieron 300.000 cortezas, las cuales se utilizaron para plantar 30 hectáreas (74 acres) más de mandioca, las cuales produjeron 900 toneladas de raíces el primer año.

   LDS Charities colaboró con los líderes locales de la Iglesia SUD y con IITA para construir una pequeña planta de procesamiento, la cual cuenta con una máquina para picar, una prensa, un molino triturador y dos tanques de inmersión para lograr un producto final destinado al almacenamiento o a su comercialización.

   Anteriormente, los agricultores se limitaban a cortar, pelar, lavar y secar la raíz; ahora,
la planta de procesamiento permite agregar un lavado más, así como etapas de raspado, fermentación y extracción para reducir las pérdidas por moho y mejorar el sabor.

   El proyecto de prueba
ha llegado a su fin, pero no así esta historia. Los líderes locales del sacerdocio siguen administrando los recursos al dividir las tierras de cultivo entre siete ramas SUD del distrito de Luputa.

   Las f
amilias también cultivan su propia mandioca, tras lo cual la procesan a cambio de una tarifa reducida que permite realizar el mantenimiento del equipo. A menudo producen suficiente harina para consumirla, conservarla para el plan de almacenamiento y venderla en el mercado a cambio de un pequeño beneficio. Todo excedente se utiliza para atender a los pobres y necesitados.

   “Este proyecto logra la sostenibilidad por excelencia”, explica el hermano Squires.

   “Estos agricultores de subsistencia han aumentado su autosuficiencia gracias a una mayor producción, una mejor comercialización y un procesamiento más eficaz. Con sus excedentes, ayudan a su vez a los necesitados. Es una historia de gran éxito”.

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