“El Presidente del Congreso de los Diputados
tiene el honor de invitar a D. Faustino López Requena a la
recepción que, con motivo del Día de la Constitución, tendrá lugar
en el Palacio del Congreso de los Diputados, el lunes día 6 de
diciembre de 2010, a las 12 horas.” Con esta invitación, D. José
Bono, Presidente del Congreso de los Diputados, mostró que La
Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días forma parte
de las organizaciones que se consideran suficientemente
representativas dentro de la sociedad española como para estar
hombro con hombro en una reunión en la que estuvo el gobierno en
pleno, junto con los representantes de los diferentes partidos
políticos, del parlamento, del poder judicial, de los militares, de
varios grupos religiosos y de la prensa. Al
llegar, la acera frente al congreso estaba tan llena de personas
que esperaban curiosas la llegada de los invitados a la recepción
que apenas se podía pasar. Crucé la calle con dificultad, me
identifiqué, y me dejaron pasar a una fila que esperaba para
saludar al Presidente del Congreso y al Presidente del Senado,
antes de entrar al Palacio. Minutos después, llegaba el Presidente
del Gobierno, y tras él, Trinidad Giménez, ministra de Asuntos
Exteriores. Ambos nos saludaron con una sonrisa, y pasaron, el
primero para hablar ante las cámaras de RTVE, y la segunda para
unirse al resto de los miembros del gobierno para la recepción.
Al llegar mi turno, saludé a D. José Bono:
“Faustino López, de los Mormones”, le dije. “¡Ah, sí, ya!”, me
respondió, con una sonrisa. Y después de saludar también al
presidente del Senado, pasé al Palacio, y enseguida me vi inmerso
entre caras conocidas de la política y de la prensa. En el Salón de
Pasos Perdidos, que pronto se llenó a rebosar, estaban todos los
miembros del gobierno, con el presidente al frente, los partidos
con representación parlamentaria, el Fiscal General del Estado… El
presidente Bono dio ante los presentes un discurso sobre la
Constitución, que celebraba su 32 aniversario, y que, en palabras
del Sr. Bono, hace a todos los españoles iguales ante la Ley.
Cuando terminó el discurso, todos los presentes
se mezclaron, y fue la oportunidad de charlar amigablemente unos
con otros. En los pasillos, me encontré con Mariano Blázquez,
representante de los evangélicos, y único representante de los
grupos religiosos minoritarios que conozco que estaba presente.
Saludé a Rosa Díez, portavoz de UPyD, y estuve observando a los
presentes. Y la verdad es que me sentí satisfecho de que en una
reunión en la que estaban representados los tres poderes del
Estado, con sus máximos dirigentes presentes, La Iglesia de
Jesucristo de los Santos de los Últimos Días estuviera entre los
invitados. Porque eso significa que el Notorio Arraigo sigue dando
sus frutos, aunque todavía echemos en falta los derechos de los
grupos religiosos con Acuerdo. Pero creo que estamos en el buen
camino, y que pronto todos los grupos religiosos seremos iguales
ante la Ley, como dijo el Sr. Bono que garantiza la
Constitución.
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