Nota de prensa

¡La primera ley!

“La obediencia debe ser voluntaria: no debe ser forzada,no debe haber compulsión. Los hombres no deben ser obligados a obedecer la voluntad de Dios contra la voluntad de ellos; deben obedecerla porque saben que es justa, porque desean hacerlo y porque se complacen en ello. Dios se  deleita en el corazón bien dispuesto.” 1

La doctrina

Vinimos a la tierra para probar nuestra disposición a obedecer los mandamientos de nuestro Padre Celestial. Tenemos mandamientos porque Él nos ama. Por otro lado, nuestra obediencia a Sus mandamientos es una manifestación de nuestro amor por Él2.

A quienes obedecen los mandamientos3 se les prometen bendiciones temporales y espirituales, y por las Escrituras sabemos que el Señor prepara el camino para que obedezcamos todos Sus mandamientos:

“Y sucedió que yo, Nefi, dije a mi padre: aIré y haré lo que el Señor ha mandado, porque sé que él nunca da bmandamientos a los hijos de los hombres sin cprepararles la vía para que cumplan lo que les ha mandado” (1 Nefi 3:7).


Esta doctrina es fácil de entender, bella de contemplar y poderosa para vivir. ¡Es la primera ley del cielo! Gracias a la obediencia podemos llegar a recibir la vida eterna, es decir, vivir en la presencia de Dios.

El desafío


A veces estamos tan centrados en las cosas del mundo que nos olvidamos de ser cumplidores, lo cual puede llevarnos a tratar de vivir a ambos lados de la línea. Puede conducirnos a desobedecer una vez, dos veces... y trae sobre nosotros graves consecuencias temporales y espirituales4.

"Nadie os engañe con palabras vanas, porque por estas cosas viene la ira de Dios sobre los hijos de la desobediencia” (Efesios 5:6)

La invitación


“Les dijo, pues, Jesús: Cuando hayáis levantado al Hijo del Hombre, entonces sabréis que yo soy, y que nada hago por mí mismo, sino que, como el Padre me enseñó, así hablo. Porque el que me envió, conmigo está; no me ha dejado solo el Padre, porque yo hago siempre lo que a él le agrada” (Juan 8:28-29).

Sigamos el ejemplo de Cristo y seamos prestos en obedecer el consejo de los profetas vivientes; y hacer estas cosas sencillas que nos brindarán, a nosotros y a nuestra familia, bendiciones de paz y felicidad:

  1. Oren cada día por la mañana y por la noche.
  2. Lean las Escrituras a diario.
  3. Asistan a la retransmisión vía satélite de la Conferencia General y estudien los mensajes de la conferencia.

Al hacer estas cosas recibiremos consejo e inspiración sobre cómo abordar los problemas de la vida y obtendremos entereza con la cual fortalecer nuestra determinación de resistir las tentaciones de cada día.

Me siento agradecido por el amor de nuestro Padre Celestial y el conocimiento que tengo de que Él desea bendecirnos. ¡Esas bendiciones llegarán en cuanto  guardemos los mandamientos!

En el nombre de Jesucristo, amén.

Referencias:

1 Joseph F. Smith. Doctrina del Evangelio pág. 62 2 Juan 14:15 3 DyC 130:20-21 4 2Nefi 9:27

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