Ponencia de Élder Erich W. Kopischke, Presidente del Area de Europa, en el Congreso Mundial de las Familias 2012

En un discurso entrañable y no falto de humor hizo algunos comentarios como los siguientes:

Se está deteriorando la familia tradicional rápidamente y debemos recordar que la familia es la unidad social más importante.

Muchos fomentan una diversidad de estilos de vida personales, a menudo impulsados por la diversión, la libertad y la realización personal. El principio empresarial del "valor del accionista" se ha intercalado en la vida individual y en la familia, o sea, baja inversión y un rendimiento rápido y alto. Se planifican y se establecen familias y los hijos alrededor de la carrera y los intereses personales. El objetivo es aumentar el placer de la vida para los adultos individuales. El precio se seguir por este rumbo es muy elevado.

El deterioro de la familia se refleja no sólo en menos casamientos y en tasas de divorcios más elevadas, sino también en el nacimiento de muchos menos niños. Y los recién nacidos que sí vienen a este mundo a menudo nacen fuera del matrimonio y son criados en una familia monoparental. Más del 90% de esos niños viven con su madre y no tienen la influencia del padre en su vida.

Se ha obtenido una supuesta mejora en la calidad de vida de los adultos a costa de los pequeños.

Los niños que buscan sentirse acogidos se sienten atraídos a las pandillas organizadas. Entre los niños aumentan la pobreza y disminuyen las oportunidades educativas.

No sólo necesitamos reconstruir la confianza en el valor del matrimonio y la familia, sino también la fe en Dios. La religión juega un papel vital en lo que atañe a valores, responsabilidad y el uso adecuado del albedrio, que es nuestra capacidad de elegir. Por lo tanto, hoy quiero defender el matrimonio y la familia, basado y concentrado en la creencia en Dios y en el Creador.

Mi fe y confianza en Dios tienen un impacto en lo que hago. Mis acciones son diferentes como consecuencia de creer en un Ser Supremo y en la vida después de la muerte.

Se que mis acciones importan y que soy responsable ante Dios por la forma en que elijo vivir la vida.

Dios reconoce que sencillamente no es bueno que el hombre esté solo. Uno de los principios principales de la vida es casarse y tener hijos.

Los hijos merecen nacer dentro de los lazos del matrimonio y ser criados por un padre y una madre que honran sus votos matrimoniales con completa fidelidad.

Si no hay familias saludables, no puede haber civilizaciones saludables.

La civilización y la sociedad pueden ser y serán tan firmes como lo sean sus familias. La familia puede y será tan firme como el matrimonio en el cual está basado. Por tanto, necesitamos ayudar a la gente a entender por qué debe casarse y cómo lograr el éxito en el matrimonio.

La relación entre el hombre y la mujer que esté fundada en la fe mutua y en el amor a Dios se convierte en el cimiento sobre el cual la pareja puede crecer en su amor y respeto y velar el uno por el otro.

En mi propia vida me he dado cuenta de que mi satisfacción y propósito más profundos son el resultado de matrimonio y de las amorosas relaciones familiares que se han derivado de él.

Terminaré citando al poeta alemán Johann Wolfgang Goethe, quien dijo:"El matrimonio es el inicio y la cumbre de toda cultura. Suaviza a la persona brusca, y a la persona más educada no tiene mejor oportunidad de comprobar su ternura. Debe ser inquebrantable, porque brinda tanta felicidad que en comparación la infelicidad de cada persona palidece hasta ser insignificante. ¿Y por qué hablar de infelicidad? Lo que pasa es que la impaciencia invade a las personas de vez en cuando, y entonces se consideran infelices. ¡Que pase el momento, y entonces se considerarán felices de que algo que ha perseverado por tanto tiempo aún perdure!".

Después de la sesión de ponencias, el Elder Kopischke visitó el stand de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días en dicho Congreso. Dicho stand representa el salón de una casa.

El hogar es donde comienza nuestra historia.

Por Ángel J. Gómez

Consejo Nacional de Asuntos Públicos, España.