El presidente Russell M. Nelson, de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, publicó hoy una reflexión en sus páginas de Facebook e Instagram en cuanto a la reapertura de todos los templos de la Iglesia. Mira la publicación que aparece a continuación.
Download PhotoNota: El Templo de Kiev, Ucrania, que se reabrió hoy, 5 de julio, es el último de los 160 templos en funcionamiento de la Iglesia en reanudar los servicios de adoración desde que todos cerraron al comienzo de la pandemia. Debido a que las condiciones del COVID-19 varían ampliamente en todo el mundo, el funcionamiento de los templos se ajusta semanalmente y se interrumpe temporalmente cuando es necesario. En 10 templos, el servicio de adoración está actualmente en pausa y se reanudará tan pronto como las condiciones locales lo permitan. Otros ocho templos están cerrados por renovación.
Con la reapertura del Templo de Kiev, Ucrania, el día de hoy, ¡todos los templos del mundo han reabierto y reanudado sus operaciones hasta cierto nivel! Ahora podemos servir y adorar al Señor en estos edificios sagrados en todo el mundo y participar en las valiosas ordenanzas. ¡Esto es motivo de celebración!
Nunca olvidaré el día, poco después del comienzo de la pandemia del COVID-19, cuando tuvimos que tomar la penosa decisión de cerrar los templos. La rápida propagación del virus hizo inevitable esa decisión, pero fue dolorosa. No podía evitar preguntarme cómo se sentirían el profeta José Smith y todos mis predecesores en cuanto a la acción que estábamos tomando.
Pero ahora, con los templos abiertos, podemos reanudar nuestra obra por los que están a ambos lados del velo. Volver a tener todos nuestros templos abiertos, al menos hasta cierto grado, es motivo de regocijo.
Estoy agradecido por los muchos científicos, los trabajadores de la salud y los líderes que han logrado contener la propagación de este virus a tal punto, que ahora podemos congregarnos con seguridad en grupos mayores. Y les agradezco a ustedes, mis queridos hermanos y hermanas, su paciencia y dignidad para servir.
Ruego que atesoremos las bendiciones de la Casa del Señor y asistamos al templo tan a menudo como nuestras circunstancias lo permitan.