Nota de prensa

La Iglesia continúa ayudando a los afectados por los terremotos en Turquía y Siria

Hasta el momento se han aprobado dieciocho proyectos con un valor superior a 11,5 millones de dólares estadounidenses

La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días continúa ayudando a los afectados por los terremotos que tuvieron lugar en Turquía y Siria a primeras horas de la mañana del 6 de febrero de 2023. La Iglesia ha aprobado más ayuda, que incluye cajas de alimentos, estuches de higiene, clínicas móviles, tiendas, colchones, mantas y utensilios de cocina. Los artículos se están distribuyendo en las zonas afectadas por este desastre natural. Hasta el momento, la Iglesia está ayudando en dieciocho proyectos para Turquía y Siria por un valor superior a 11,5 millones de dólares estadounidenses.

El Gobierno turco, por medio de la agencia AFAD (la Autoridad para la Gestión de Emergencias y Desastres), los gobiernos de otras naciones y las organizaciones de ayuda internacionales se pusieron en marcha rápidamente para brindar ayuda de inmediato. La dificultad principal es la supervivencia de los trece millones de personas que se han quedado sin refugio, ingresos, atención médica y otras necesidades vitales. Hay hasta dos millones de niños que han perdido a uno de sus progenitores, o a los dos.

La Iglesia está esforzándose por ayudar a muchas de estas personas necesitadas, para que puedan rehacer su vida en estas difíciles circunstancias. El élder Peter Huber y la hermana Carla Huber, un matrimonio misionero de labor humanitaria a tiempo completo, procedentes de Suiza y ubicados en Fráncfort, Alemania, están ayudando a coordinar la labor de socorro. Antes de su reciente jubilación, el élder Huber era uno de los principales expertos en gestión de desastres de Suiza. Había supervisado rigurosas simulaciones por ordenador de enormes terremotos durante 72 horas, que ayudaron al Gobierno suizo a prepararse para afrontar situaciones de desastre muy similares a las de Turquía.

En cuanto pudieron viajar de forma segura, los Huber se trasladaron a Turquía para evaluar correctamente la situación sobre el terreno y averiguar cómo la Iglesia podía ayudar de inmediato. Sobre la base de su evaluación, la Iglesia preparó y aprobó varios proyectos. Una vez evaluada la situación y reflexionando sobre las dimensiones del problema, el élder Huber declaró: “Las necesidades de estas personas son enormes. Tengo que pensar en grande. No puedo cohibirme”.

El resultado de esa visita fue la puesta en marcha de proyectos que proporcionarán 50 000 cajas de artículos higiénicos y 50 000 cajas de alimentos. Cada una de esas cajas será suficiente para cuatro o seis personas durante una semana. Las cajas de alimentos contienen productos adecuados para las necesidades de la dieta durante el Ramadán, el mes sagrado de la fe musulmana, que este año abarca del 22 de marzo al 20 de abril. Los artículos de esas cajas de alimentos se comprarán a proveedores locales y AFAD organizará el transporte y el reparto.

La Iglesia también ha encargado cuatro clínicas médicas móviles autónomas de gran tamaño. Cada clínica está compuesta por cuatro contenedores —obstetricia/ginecología, laboratorio, medidas sanitarias y radiografía—, así como por varias tiendas de gran tamaño para triaje, reconocimiento y atención a los pacientes. Dotada de personal por proveedores sanitarios organizados a través del Ministerio de Sanidad turco, estas instalaciones se entregarán con un generador, filtro de aire, aire acondicionado, calefacción, depuración de agua y todos los equipos y materiales médicos necesarios. Milagrosamente, se han encontrado intactas otras tres clínicas móviles de este tipo, donadas por la Iglesia hace ocho años para ayudar a los refugiados sirios, que también se enviarán para ayudar a las víctimas del terremoto.

“El mundo tiene la enorme tarea de salvar a estas personas vulnerables”, dijo el élder Rubén V. Alliaud, que supervisa la labor de ayuda humanitaria en el Área Europa Central de la Iglesia. “La Iglesia quiere seguir ‘pensando en grande’ y brindar el máximo apoyo posible a las víctimas del terremoto en Turquía y Siria. Son nuestros hermanos y hermanas, también hijos e hijas del Dios al que adoramos. Nos sentimos bendecidos por poder trabajar con otros grupos religiosos, gobiernos, organizaciones benéficas y personas a título individual. Esperamos que otros se unan a esta gran labor humanitaria”.

El departamento de Servicios Humanitarios de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días alivia el sufrimiento, fomenta la autosuficiencia y proporciona oportunidades de prestar servicio. Sigue la exhortación de Jesucristo de alimentar al hambriento, dar de beber al sediento, acoger al forastero, cubrir al desnudo y visitar a los enfermos y afligidos. La Iglesia patrocina proyectos de desarrollo de socorro y labor humanitaria en más de 180 países y territorios, y presta su ayuda sin tener en cuenta la raza, la afiliación religiosa o la nacionalidad. Esta labor es posible gracias a los generosos donativos y el servicio voluntario de los Santos de los Últimos Días y los amigos de la Iglesia.

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