Europe_Globe1ab.jpeg
Tema de interés público

Mensaje a los líderes, ciudadanos y personas de buena voluntad de Europa

Estamos viviendo tiempos difíciles. La pandemia COVID-19 ha interrumpido nuestras rutinas personales, familiares, laborales y de la Iglesia. Miles de personas han perdido la vida, nos sentimos afligidos y oramos por las familias afectadas.

El acceso a cosas que a menudo damos por garantizadas, como los servicios básicos, la atención sanitaria, la educación, el entretenimiento e incluso la libertad de movimiento, está restringido por normas y medidas de seguridad diseñadas para protegernos a todos y reducir el riesgo de contagio. Las economías de los países de la Unión Europea y de países fuera de la Unión, están siendo puestas a prueba. A medida que las empresas, grandes y pequeñas, sufren el efecto dominó, muchas personas pierden sus empleos o experimentan recortes salariales. No podemos subestimar los efectos en la vida de las personas y familias europeas, especialmente aquellas con niños pequeños.

Sin embargo, en medio de esta crisis, también estamos presenciando muchas cosas maravillosas: personas que se acercan para ayudarse entre sí, que encuentran nuevos lazos dentro de las comunidades en las que viven o que aprovechan el poder de la tecnología moderna para brindar consuelo y expresar su amor a otros que están lejos o, tal vez, al lado. Muchos aprovechan este período de aislamiento e introspección para fortalecer las relaciones familiares, reflexionar sobre los verdaderos propósitos de la vida y volver a comprometerse con objetivos personales, profesionales o espirituales.

A medida que transitamos por estos tiempos inciertos, expresamos nuestra gratitud y oramos por los profesionales de la salud y por los primeros en responder, que trabajan incansablemente por nuestra seguridad colectiva; por quienes garantizan el acceso a servicios y suministros básicos; por las familias de toda Europa que protegen y apoyan a sus hijos; por los voluntarios, las ONG o ciudadanos de a pie que se comunican con otras personas necesitadas, como los ancianos, las personas sin hogar, los refugiados o cualquier persona que pueda necesitar asistencia; por los líderes de la UE y de los gobiernos, para que puedan tomar decisiones audaces e inspiradas para implementar medidas apropiadas para combatir la pandemia y apoyar las economías de los Estados miembros; finalmente, por todos los ciudadanos responsables que siguen pacientemente las pautas de salud y seguridad dictadas por el gobierno para contener la propagación del virus y proteger a los más vulnerables.

Como personas de fe, encontramos un gran consuelo al saber que nuestro Padre Celestial está, en última instancia, al timón. El Profeta José Smith, fundador de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, fue confinado injustamente en la cárcel de Liberty. Fue terriblemente maltratado y, sin embargo, escribió: “Por lo tanto, muy queridos hermanos, hagamos con buen ánimo cuanta cosa esté a nuestro alcance; y entonces podremos permanecer tranquilos, con la más completa seguridad, para ver la salvación de Dios y que se revele su brazo” (D. y C. 123:17).

No podemos controlarlo todo, como lo demuestra este virus, pero podemos hacer, con buen ánimo, lo que está a nuestro alcance. Entonces podremos reclamar las promesas del cielo, mientras observamos y vemos el brazo del Señor revelado.

¡Estamos juntos en este viaje! Por favor, sepan de nuestro profundo aprecio por ustedes.

Gary B. Sabin, Presidente

Massimo De Feo, Primer Consejero

Erich W. Kopischke, Segundo Consejero

La Presidencia del Área Europa de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días

Nota sobre la Guía de Estilo:Al publicar noticias o reportajes sobre La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, tenga a bien utilizar el nombre completo de la Iglesia la primera vez que la mencione. Para más información sobre el uso del nombre de la Iglesia, visite nuestraGuía de estilo.