Permítanme presentar el verdadero Libro de Mormón a Gran Bretaña

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Durante mucho tiempo, las supuestas excentricidades de sacerdotes, prelados y proselitistas —ya fueran cómicas o trágicas— han llenado los bolsillos de las editoriales y han abarrotado los teatros. Estudio en escarlata, con su descripción de los primeros miembros de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, en aquel entonces conocidos como mormones, ayudó a lanzar la carrera literaria de Sir Arthur Conan Doyle.

En el siglo XXI, están a la orden del día las comedias provocadoras sobre religión. El humor para adultos del musical El Libro de Mormón sigue atrayendo a multitudes a ambos lados del Atlántico. La caracterización que esta producción hace de los Santos de los Últimos Días que prestan servicio en misiones en África es desmesuradamente inexacta. Los misioneros reales de esta religión se colocan a las puertas de los teatros británicos después del espectáculo para acabar con los mitos sobre una iglesia que ha sido objeto de encasillamientos y estereotipos.

La teología de los Santos de los Últimos Días es distintiva y muchos de sus dogmas no se enseñan en el cristianismo tradicional. Uno de sus aspectos fundamentales es la creencia en que los libros canónicos de Escrituras no son algo cerrado. Los miembros de esta iglesia creen que el Libro de Mormón (la publicación, no el musical) es “otro testamento de Jesucristo”, un compañero de la Biblia. Los Santos de los Últimos Días lo consideran una obra sagrada, traducido de planchas de metal por José Smith —considerado un profeta moderno por sus seguidores—, después de que este afirmara que las había encontrado en una colina cercana a su casa, en Manchester, Nueva York, en 1823, después de que un ángel le indicara que fuera allí. El libro se publicó por primera vez en inglés en 1830. Cristo es la figura central del Libro de Mormón y sus páginas propugnan la vida cristiana: “Hablamos de Cristo, nos regocijamos en Cristo, predicamos de Cristo, profetizamos de Cristo”.

Otro ejemplo de diferencia doctrinal es la naturaleza de la Trinidad, defendida por las autoridades cristianas desde el Concilio de Nicea, celebrado en el siglo IV. Mientras que el cristianismo tradicional adopta la creencia de una unidad literal de la Trinidad, la doctrina de los Santos de los Últimos Días afirma que Dios, Su Hijo Jesucristo y el Espíritu Santo son seres divinos separados y distintos, unidos en propósito.

¿Y qué hay de la poligamia? En realidad, los líderes de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días anunciaron el fin de esta práctica en 1890. ¿No es una religión estadounidense? No, la mayoría de sus diecisiete millones de miembros en todo el mundo viven fuera de Estados Unidos. Y, sorpresivamente, la capilla más antigua de la iglesia en todo el mundo se encuentra en la campiña inglesa, cerca de Pendock, Worcestershire. Sus misioneros llegaron por primera vez al Reino Unido en 1837. Los 191 000 miembros contemporáneos de esta iglesia en Gran Bretaña e Irlanda no dudarán en señalar que los Santos de los Últimos Días de esta nación mantuvieron a flote las congregaciones en la época victoriana, antes incluso de que se fundara Salt Lake City, Utah. Un gran número de los primeros conversos se marcharon a Estados Unidos y los pioneros británicos de la iglesia que emigraron fueron los pilares que ayudaron a los habitantes locales a establecer esa ciudad en el desierto.

Volviendo a 2023, observamos que los Santos de los Últimos Días son miembros activos de la comunidad interconfesional británica. Ahora más que nunca necesitamos que se respete y se acepte la gran diversidad religiosa. Durante el siglo XIX, Lilburn Boggs, el gobernador de Misuri, ordenó que los mormones fueran expulsados de ese estado y, si era necesario, que fueran “exterminados”. En la actualidad, los creyentes de esta religión defienden la libertad religiosa o de creencias para todos.

El odio por las religiones está aumentando en todo el mundo. El grupo de defensa Open Doors calcula que la última cifra anual de cristianos que han muerto por su religión es de 5898, superior a la cifra anterior de 4761. No hay cabida para el antisemitismo, la islamofobia, los ataques contra los cristianos o la victimización de cualquier otro grupo. La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días participa activamente en muchos organismos internacionales que apoyan la libertad de creencias, incluidos el UK FoRB Forum y el grupo parlamentario multipartidista para la libertad internacional de

religión o de creencias.

Los Santos de los Últimos Días aceptan que debemos ir más allá de las diferencias teológicas para poder prestar servicio a la humanidad. La iglesia colabora con una gran variedad de agencias de labor humanitaria y, el año pasado, dedicó 820 millones de libras esterlinas a ayudar a personas necesitadas en todo el mundo. Generamos impacto en un mundo cada vez más dividido y, al actuar hombro con hombro con otras personas de todas las religiones y creencias, manifestamos nuestra humanidad común y nuestro propio cristianismo.