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Sostenibilidad medioambiental en las operaciones de la Iglesia

El presidente Russell M. Nelson ha enseñado: “En calidad de beneficiarios de la Creación divina, ¿qué debemos hacer? Debemos cuidar la tierra, ser mayordomos sabios de ella y conservarla para las futuras generaciones. Además, debemos amarnos y cuidarnos los unos a los otros”.

La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días se esfuerza por cumplir este consejo profético mediante la gestión responsable de sus operaciones globales, entre las que se incluyen centros de reuniones, templos, flotas de vehículos, granjas e instalaciones de bienestar y educativas. Muchos programas llevan décadas funcionando. Otros se han desarrollado más recientemente a medida que han aparecido nuevas tecnologías y oportunidades.

La Iglesia ha identificado varios aspectos de alta prioridad como directrices para sus acciones relacionadas con la sostenibilidad en su amplio abanico de operaciones, entre los que se encuentran:

Emplear energía renovable. La Iglesia ha implantado sistemas de producción de energía solar en sus instalaciones desde 1896. A fecha de noviembre de 2024, más de 750 edificios propiedad de la Iglesia, entre los que se encuentran centros de reuniones, templos, escuelas y almacenes, producen energía solar en sus propias instalaciones. Cientos de edificios adicionales participan en programas dirigidos por las empresas de servicios públicos que proporcionan electricidad de fuentes renovables. Además, algunos centros de reuniones y templos utilizan energía geotérmica para sus sistemas de calefacción y refrigeración.

Mejorar la eficiencia energética Mantener edificios bien aislados y altamente eficientes ha sido una meta permanente de la Iglesia durante muchos años. Entre las mejoras recientes que se han implantado están la instalación de iluminación LED, controles inteligentes para los sistemas de calefacción, refrigeración y riego, así como almacenamiento de energía en baterías en aquellos lugares en los que la red de electricidad no es fiable.

Conservar el agua, en función de las necesidades y los recursos ecológicos En regiones con recursos hídricos limitados, la Iglesia está reduciendo el uso de agua mediante controles inteligentes de riego, la reducción de praderas de césped que tienen poca utilidad y la modernización de las propiedades con nuevas opciones de ajardinamiento sensibles al uso del agua, como lo son el llamado paisajismo xérico o los jardines “secos”. En coordinación con las autoridades públicas, la Iglesia ha donado también decenas de miles de acciones de derechos de agua para ayudar a proteger el Gran Lago Salado de Utah, en los Estados Unidos.

Reducir, reutilizar y reciclar para evitar el desperdicio de materiales. La Iglesia se esfuerza por obtener materiales a través de cadenas de suministro sostenibles, así como por evitar la acumulación de residuos en vertederos. Entre las iniciativas más destacables, se encuentran:

  • El cien por cien de los vasitos para la Santa Cena están hechos de plástico reciclado y pueden volver a reciclarse después de su uso durante los servicios de adoración en aquellos lugares donde las municipalidades locales lo permitan. Expertos externos han determinado que el plástico reciclado tiene el impacto medioambiental global más bajo, incluso en comparación con los vasos de papel.
  • Las instalaciones de impresión que se encuentran en los Estados Unidos tienen amplias capacidades de reciclaje.
  • La Iglesia recoge todos los productos electrónicos en desuso de sus edificios tanto en los Estados Unidos como en Canadá para donarlos o reciclarlos de forma responsable.
  • En toda Latinoamérica, los centros de distribución de la Iglesia están reemplazando las bolsas de plástico por bolsas reutilizables.
  • Las instalaciones de impresión que se encuentran en Perú han recibido la certificación de estar utilizando madera de fuentes sostenibles.
  • En Brasil, las conferencias de jóvenes están comenzando a utilizar camisetas hechas de plástico reciclado.

Reducir las emisiones en el transporte La Iglesia ha adoptado normas de alta eficiencia relacionadas con el combustible de su flota mundial de vehículos que utilizan los gerentes de propiedades, los misioneros y otros trabajadores. También se han proporcionado garajes para bicicletas en aquellas ubicaciones seleccionadas en las que el uso de estos vehículos por parte de los miembros lo aconseja. Se han instalado cargadores para vehículos eléctricos en algunos templos y centros de reuniones donde es obligación local o donde se otorga a estos cargadores la consideración de oportunidad estratégica.

Aplicar el diseño, desarrollo y construcción sostenibles de nuestros edificios A medida que la Iglesia construye bellos templos y otras instalaciones, presta atención a los materiales, la selección de ubicaciones y los métodos que resultan necesarios para su funcionamiento y mantenimiento a largo plazo de una manera medioambientalmente responsable. En zonas más rurales, el mantenimiento de la sostenibilidad a menudo implica el uso de diseños más pequeños y localizados que requieren menor consumo de energía.

Utilizar métodos de agricultura y ganadería sostenibles en las granjas de bienestar que tiene la Iglesia y de inversión en todo el mundo. Entre estos métodos se encuentran el uso de cultivos de cobertura vegetal, la rotación de cultivos, la siembra directa y la agricultura de labranza reducida; la gestión del pastoreo, la utilización de tecnologías de precisión para reducir el desperdicio de agua y el uso de productos químicos, así como otras prácticas que fomentan la productividad a largo plazo del terreno y reducen los impactos medioambientales negativos.

Adaptarse a los riesgos climáticos y mejorar la resiliencia, especialmente al implantar proyectos de ayuda humanitaria y normas de mantenimiento de las instalaciones. La frecuencia cada vez mayor de fenómenos climáticos extremos afecta de manera desproporcionada a las poblaciones pobres y vulnerables que no tienen los recursos para adaptarse a las condiciones cada vez más cambiantes o a recuperarse de daños a largo plazo. Durante décadas, la Iglesia ha participado frecuentemente en proyectos para embellecer y fortalecer las comunidades locales. Estos proyectos van desde el patrocinio de jardines urbanos para reducir la erosión a la plantación de árboles. Además, en colaboración con organizaciones no gubernamentales acreditadas, la Iglesia contribuye de manera significativa a iniciativas globales relacionadas con la seguridad alimentaria, la independencia energética y el acceso a agua potable, todas ellas con implicaciones medioambientales importantes.

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