El año pasado, El Coro del Tabernáculo de la Manzana del Templo puso en marcha un programa para incluir a cantantes internacionales en sus filas. Este año, se ha invitado a cantantes europeos a las audiciones para formar parte del Coro. Heber Ferraz-Leite será el primer participante internacional procedente de Austria en cantar con el Coro en la conferencia general de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, que se celebrará los días 6 y 7 de abril de 2024.
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“No puedo decir que esto sea un sueño hecho realidad”, dijo Heber, “porque nunca llegué siquiera a soñar con cantar con el Coro del Tabernáculo. Me parecía algo totalmente fuera de mi alcance”.
El galardonado Coro del Tabernáculo es uno de los coros más antiguos y con mayor número de miembros del mundo, ha actuado ante audiencias de más de veintiocho países y ha vendido millones de copias de sus grabaciones.
Nacido en Uruguay, Heber emigró a Austria junto a su familia justo antes de cumplir los doce años, al aceptar su padre, neurocirujano de profesión, una oferta de trabajo en Viena. “Teníamos previsto quedarnos uno o dos años, pero alargaron su contrato y al final nos hemos quedado aquí definitivamente”, indica Heber con una sonrisa. “Así que ahora soy más austríaco que uruguayo. Prueba de ello es lo mucho que me gusta esquiar”.
Heber creció siendo miembro de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días. Después de servir en una misión de la Iglesia en el norte de España, Heber regresó a Viena y a disfrutar de bailar salsa. Fue así como conoció a su esposa, que nació y creció en Perú, pero tiene antepasados austríacos. Ahora viven en un barrio residencial de Viena donde Heber trabaja como analista informático comercial, diseñando sistemas que mejoran procesos de negocios complejos. Juntos disfrutan de la compañía de sus cuatro hijos y de muchos amigos.
Cuando Heber tenía seis años, comenzó a dar lecciones de piano y aprendió lenguaje musical básico. Durante su adolescencia, su madre prestó servicio como pianista del barrio y ensayaba en casa, así que le pidió a Heber que cantara los himnos mientras ella tocaba, para poder practicar el ritmo. En poco tiempo, Heber empezó a cantar distintas voces en cada estrofa y, de este modo, mientras su madre mejoraba sus habilidades como pianista, él aprendió armonía y descubrió que tenía buen oído para la música.
“Cuando tenía dieciséis años, vi la película ‘Amadeus’ con mi padre y descubrí que me encantaba la música clásica”, dijo Heber. “Disfruto muchísimo de la ópera y los oratorios”. Heber ha cantado mucho en coros de la Iglesia, pero no tenía formación oficial como vocalista. “En realidad no me considero músico, aunque me encanta este arte”. Sus líderes de misión en España habían sido miembros del Coro del Tabernáculo, así que la música fue un componente importante de su experiencia misional. “Cada conferencia misional parecía un ensayo de coro”, recordó.
Después de ser recomendado por la Presidencia del Área Europa Central, Heber recibió un mensaje por correo electrónico del Coro del Tabernáculo en el que lo invitaban a presentarse a una audición. El proceso duró unas diez semanas, empezando por una entrevista en línea para hablar de detalles prácticos y después llegó la audición técnica. Le dieron más o menos un mes para hacer varias grabaciones de su voz con distintos estilos, así que pidió ayuda. Una amiga de la familia que es cantante de ópera en España le dio sus primeras lecciones de voz, por internet, dos veces por semana. Heber le dijo: “Tienes cuatro semanas para convertirme en el próximo Pavarotti”. Envió las grabaciones al comité de evaluación de Salt Lake City con la sensación de que no sería elegido.
No obstante, sí lo fue y pasó a la última ronda, que consistía en una audición en directo y por internet, de quince minutos, con Ryan Murphy, director adjunto del Coro del Tabernáculo. “Estaba muy nervioso”, dijo Heber. “Coloqué mi ordenador y el micrófono en el mejor lugar que pude encontrar en casa y mandé a mi esposa e hijos a la otra habitación”. La audición comenzó bien, pero poco a poco le fue resultando más difícil y Heber pensó: “No, no soy lo suficientemente bueno”. Acabó bien, pero de nuevo estaba seguro de que no sería seleccionado.
Su hija de dieciséis años le dijo: “Papá, recuerda que no es solo un coro. Es un llamamiento, así que si el Padre Celestial quiere que estés allí, hará que sea posible que estés allí”. Heber se sitió conmovido por su perspicacia. Temprano por la mañana, unas semanas más tarde, abrió un mensaje con la buena noticia. “Me hubiera encantado gritar de la emoción, pero todos estaban durmiendo en casa, así que me mantuve en silencio”, dijo Heber.
Heber dispondrá de varias semanas para aprenderse las once piezas musicales que interpretará con el Coro del Tabernáculo. Cuando llegue a Salt Lake City, dos semanas antes de la conferencia, será nombrado misionero musical y dedicará todo su tiempo a prepararse para las actuaciones. “No estaré allí para visitar a familiares y amigos, sino con una asignación muy específica, y a ella dedicaré todo mi tiempo”, dijo Heber, quien será miembro oficial del Coro del Tabernáculo durante un periodo de cinco años, con la posibilidad de cantar en al menos tres conferencias generales distintas de la Iglesia.
Los primeros participantes internacionales actuaron con el Coro en abril de 2023 y, por primera vez este año, se invitó a cantantes de Europa a presentarse a una audición. Habrá doce participantes internacionales en la próxima Conferencia General de abril de 2024, siete de los cuales proceden de Europa: en concreto, de Austria, Dinamarca, Francia, Inglaterra y Suecia.
Heber ya le ha mostrado a su grupo de baile de salsa un vídeo de conferencias generales pasadas y los ha invitado a ver la conferencia de abril para que, posiblemente, lo vean entre el Coro.
“Sin duda, este es el mejor coro en el que habré cantado nunca y, probablemente, durante el resto de mi vida”, dijo Heber. “Es una tierna misericordia del Señor. No fui seleccionado por ser el mejor músico de toda el Área Europa Central, eso sin duda. Creo que esta es una forma que tiene el Señor de decirme que está pendiente de mí y que quiere darme esta experiencia. ¡Ahora, a disfrutarlo!”.
Las conferencias generales de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días se llevan a cabo dos veces al año, en abril y en octubre.