Nota de prensa

Una pequeña congregación italiana y la capilla de madera

Segundo artículo de la serie "Acontecimientos y milagros: La herencia de los Santos de los Últimos Días en Europa"

El artículo siguiente es el segundo de una serie de seis historias, titulada “Acontecimientos y milagros: La herencia de los Santos de los Últimos Días en Europa”. El investigador y autor de estos artículos es el doctor James Perry, miembro de la Academia de Educación Superior británica, historiador y autor de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días. El libro “Santos, tomo III” que se publicará próximamente, incluirá muchos más relatos y acontecimientos en cuanto al establecimiento de la Iglesia en Europa.

La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días se organizó de manera oficial con seis miembros el 6 de abril de 1830, en una pequeña cabaña en el norte del estado de Nueva York. Desde aquellos humildes comienzos, hace más de 190 años, la Iglesia ha crecido hasta tener 16,5 millones de miembros en casi 31 000 congregaciones de todo el mundo. Desde el principio, los líderes de la Iglesia enviaron misioneros a otros países para difundir el evangelio de Jesucristo por todo el mundo. En septiembre de 1850, Lorenzo Snow, T. B. H. Stenhouse y Jabez Woodard dedicaron Italia para la obra misional y el país se cerró diecisiete años después. Gracias a la fe, el sacrificio y la devoción de cuatro miembros, la Misión Italiana se volvió a dedicar en 1966 de mano de Ezra Taft Benson, miembro del Cuórum de los Doce Apóstoles en aquel momento.

Un día del verano de 1958, una mujer y tres hombres se encontraban en una calle tranquila de la aldea de Comerzo, Italia, observando y esperando la llegada del presidente y la hermana Christensen, de la Misión Francesa. Aquellos cuatro santos eran los únicos miembros de su región de Italia, que contaba con una población de unos 49 millones de habitantes. Aparte de visitas ocasionales de los líderes y otros miembros de la Iglesia, ese pequeño grupo de santos estaba aislado y a cientos de kilómetros de los miembros más cercanos.

El presidente y la hermana Christensen no estaban muy seguros de poder encontrar la ubicación de esos santos y, en un primer momento, pasaron de largo antes de dar marcha atrás y tomar la carretera correcta. Cuando los Christensen se encontraron con Pietro y Felicita Snaidero, Santo Beltrame y Luigi Pittini, se saludaron con amor y cordialidad. Los cuatro tenían entre sesenta y setenta años y eran miembros desde hacía varios años. Pietro y Felicita habían conocido la Iglesia en 1949, cuando vivían en Cannes, Francia. Su hija y la familia de esta se habían unido a la Iglesia y trataron de compartir el mensaje del Evangelio con ellos. Pietro y Felicita se bautizaron más tarde, en 1951, junto con Santo Beltrame, un hombre con el que habían empezado a compartir el Evangelio. Una cuarta persona, Luigi Pittini, se bautizó unos años más tarde, después de que le enseñaran los Snaidero.

Santo y Luigi recorrieron muchos kilómetros en bicicleta para estar en la reunión con los Christensen, algo que hacían cada semana para asistir a la reunión sacramental. En ocho años, Santo solo había faltado a una reunión. Los Snaidero llevaron a ese pequeño grupo de santos a su humilde casa para tomar un refresco. Mientras charlaban en la cocina, Felicita abrió una puerta que conducía a una pequeña capilla de una sola habitación, que Pietro había construido. A pesar de no tener conocimientos de carpintería y de contar solo con una sierra y un martillo, sabía que aquel pequeño grupo de santos necesitaba un lugar donde adorar y por ello se encargó de hacer algo al respecto.

Milestones Italian  01
Milestones Italian 01
La casa y la capilla de los Snaidero2022 by Intellectual Reserve, Inc. All rights reserved.
Download Photo

La habitación solo medía dos metros de ancho por tres de largo, pero tenía dos ventanitas con un jarrón en cada alféizar. El suelo de madera estaba barnizado en blanco y había cuatro sillas de caña a cada lado del cuarto. Había, además, una mesita con vasitos de cristal y pan, en preparación para la reunión sacramental semanal. Los tres himnarios que había allí tenían subrayados los cuatro himnos que los santos italianos podían cantar en francés. En un extremo de la habitación, en la pared, colgaba una imagen del Templo de Salt Lake, y en el otro lado había una imagen de la Primera Presidencia.

El presidente y la hermana Christensen se unieron a los cuatro santos italianos en su reunión sacramental. La hermana Christensen recuerda lo siguiente de aquella ocasión: “Nuestro Padre Celestial derramó Su espíritu e inspiración abundantemente en ese pequeño lugar, tanto como en nuestros más bellos tabernáculos o capillas en los Estados Unidos, y todos tuvimos el privilegio de ofrecer nuestro testimonio”.

Después de la reunión, Santo Beltrame entregó al presidente Christensen los diezmos acumulados durante tres años, que no había podido donar en algún tiempo. El hermano Pittini también donó sus escasos medios de subsistencia a la Iglesia. Aunque se encontraban lejos de una rama organizada y vivían aislados, los miembros italianos intentaban guardar los convenios que habían hecho, a pesar de la constante oposición de los sacerdotes locales.

A continuación, el grupo disfrutó de una comida que la hermana Snaidero había pasado horas preparando. Su hija les había enviado algunos alimentos que habían guardado para aquella ocasión especial y estuvieron encantados de compartirlos con sus hermanos santos que habían viajado desde tan lejos.

Milestones Italian  02
Milestones Italian 02
El hermano Pittini y los Snaidero en 19672022 by Intellectual Reserve, Inc. All rights reserved.
Download Photo

Unos meses después del encuentro de los Christensen con los humildes santos de Comerzo, Italia, Pietro y Felicita emprendieron el viaje al Templo de Berna, donde fueron sellados por el tiempo y toda la eternidad. Desgraciadamente, Santo Beltrame falleció poco después; nunca tuvo la oportunidad de asistir al templo, pero un año más tarde efectuaron las ordenanzas por él de forma vicaria. Los santos siguieron reuniéndose fielmente en Comerzo hasta que llegaron los misioneros y se empezaron a formar congregaciones en Italia. Esos años de fidelidad se vieron recompensados y aquellos miembros fueron testigos del enorme crecimiento de la Iglesia en Italia.

Las contribuciones de esos devotos Santos de los Últimos Días contribuyeron a que la Iglesia creciera de cuatro miembros en 1958 a los casi 27 500 miembros que asisten a 95 congregaciones en Italia en la actualidad. Para obtener información actualizada sobre la Iglesia en Italia, haga clic aquí.

Desde los primeros días de la Iglesia hasta hoy en día, los Santos de los Últimos Días han donado su tiempo, sus talentos y sus habilidades a la obra de la Iglesia en Europa. Si dispone de información adicional sobre Pietro y Felicita Snaidero, Santo Beltrame o Luigi Pittini, o una experiencia personal de un miembro de la Iglesia cuyas contribuciones pudieran ser de interés para otras personas del Área Europa, envíe su información o relato a EUAChurchHist@ChurchofJesusChrist.org.

Haga clic aquí para ver otros artículos de la serie.

Nota sobre la Guía de Estilo:Al publicar noticias o reportajes sobre La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, tenga a bien utilizar el nombre completo de la Iglesia la primera vez que la mencione. Para más información sobre el uso del nombre de la Iglesia, visite nuestraGuía de estilo.