La Primera Presidencia de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de
los Últimos Días emitió la siguiente declaración el viernes 22 de
enero de 2010 en los EE. UU. dirigida a todos los miembros de
Estados Unidos y del resto del mundo:
“Nuestro corazón está lleno de tristeza por el padecimiento que
hemos presenciado en Haití a consecuencia del devastador terremoto.
Acudimos al ejemplo de Jesucristo, quien ofrecía Su ayuda para
“[levantar] las manos caídas” y “[fortalecer] las rodillas
debilitadas”. Somos plenamente conscientes de que los Estados
Unidos están atravesando dificultades económicas provocadas por la
recesión; sin embargo, apelamos a los miembros para que realicen
donaciones a los Servicios Humanitarios de la Iglesia, según lo
permitan sus medios, con el fin de ayudar a nuestros hermanos de
Haití. Muchos ya han realizado sus aportaciones y otros están
ansiosos por hacerlo.
Haití no sólo tiene necesidad de dinero. Las personas están
asustadas y desconcertadas; su futuro es incierto. Además de lo que
podamos hacer aportando comida, agua y refugio, esa nación
atribulada precisa una influencia tranquilizante. Por ello
invitamos a nuestra gente, doquiera que esté, a suplicar a Dios que
envíe un espíritu de paz y tranquilidad a ese pueblo mientras
continúan recibiendo la ayuda urgente y las labores de
reconstrucción.” Los miembros pueden realizar donaciones para
las labores de ayuda en sus barrios y ramas llenando la columna
Ayuda humanitaria de las papeletas oficiales de donativos de la
Iglesia. Los miembros de otras denominaciones religiosas
pueden efectuar sus donaciones a través de http://give.lds.org/emergencyresponse.
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