SALT LAKE CITY 21 de Diciembre de 2009. Hasta la fecha, el Fondo
Perpetuo para la Educación de La Iglesia de Jesucristo de los
Santos de los Últimos Días ha ayudado a más de 40.000 hombres y
mujeres en todo el mundo a prepararse académicamente, recibir
capacitación y tener oportunidades de empleo que mejoren su vida y
las de su familia.
“Crece rápidamente,” dijo el director ejecutivo, el élder John K.
Carmack. “Tenemos un incremento de 50 por ciento en solicitudes,
comparado al año pasado. El año anterior también se produjo un
incremento significativo”. El élder Carmack piensa que el programa
continuará creciendo; predice que en el futuro se podrá ayudar a
más personas, tal vez a unas 100.000 o más.
El FPE se diseñó para brindar ayuda a los miembros de la Iglesia de
entre 18 a 30 años, muchos de ellos ex misioneros, a fin de obtener
estudios y empleo que de otra forma no les sería posible tener. El
programa comenzó hace ocho años en México, Perú y Chile; hoy en
día, el fondo está a disposición de miembros de la Iglesia en 42
países.
Un joven en Perú que estudió para ser contador público dijo: “Le
agradezco mucho a Dios la gran oportunidad de recibir lo que mis
hermanos y hermanas no tuvieron, de ayudar a mi familia y de lograr
mis metas”.
“El Fondo Perpetuo para la Educación también brinda respeto por uno
mismo y esperanza”, dijo el élder Carmack. “Recién está comenzando
a lograr la visión de nuestro anterior presidente de la Iglesia,
Gordon B. Hinckley; la visión de nuestro actual presidente, Thomas
S. Monson y la de nuestro consejo directivo”.
El presidente Hinckley tomó como modelo el Fondo Perpetuo de la
Emigración de mediados de los años 1800, que ayudó a más de 30.000
conversos Santos de los Últimos Días a emigrar de Europa al Valle
de Lago Salado.
Cuando se estableció el FPE en 2001, el presidente Hinckley hizo
hincapié en la necesidad de ayudar a otros a aprender y a
progresar. En una conferencia de la Iglesia, el presidente Hinckley
dijo: “Necesitamos cuidarnos más diligentemente los unos a los
otros. … Necesitamos hacer un esfuerzo para ayudar a quienes están
más abajo en la escalera del progreso. Necesitamos dar ánimo y
extender una mano a los hombres y a las mujeres de fe, integridad y
capacidad para que puedan ascender por esa escalera con un poco de
ayuda”.
Los fondos para el programa del FPE se obtienen a través de
generosas donaciones de miembros de la Iglesia y de otras
organizaciones. Es una fuente rotatoria de recursos de la que se
presta dinero a una persona para pagar estudios o formación
profesional que la ayude a conseguir un trabajo viable en su lugar
de residencia. Los participantes luego pagan el préstamo con un
bajo interés.
Un joven en la Ciudad de México que estudió para ser un técnico
dental dijo: “Mi promesa es que cuando termine mis estudios en la
escuela técnica con la ayuda del Fondo Perpetuo para la Educación,
yo pagaré el préstamo para que otros ex misioneros puedan disfrutar
de estas bendiciones”.
Es ésta la naturaleza recíproca del programa, la que el élder
Carmack dijo que ayuda a formar futuros líderes. El élder Carmack
dijo: “La idea es edificar a las personas para que sean tan
independientes y autosuficientes como sea posible”.
Las estadísticas indican que hasta el momento más del 10 por ciento
de los líderes locales de la Iglesia en Colombia, Ecuador y
Venezuela son graduados del programa. El presidente Monson ha dicho
que el esfuerzo del programa del FPE se extiende y que “esos
jóvenes encuentran trabajo y logran pagar su préstamo. El Fondo
Perpetuo para la Educación es un milagro que tendrá repercusiones
por muchos años en el futuro”.
El presidente Monson y otros líderes de la Iglesia han hecho
promesas importantes acerca del impacto del FPE en los
participantes, sus familias, la Iglesia y sus comunidades. Las
promesas que se han cumplido incluyen altos índices de graduados,
importantes oportunidades de empleo, pago de préstamos y
prosperidad financiera; a pesar de las difíciles condiciones
económicas y de vida de muchos miembros de la Iglesia alrededor del
mundo
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