El pasado 4 de diciembre de 2010, recibí un breve y
triste correo electrónico de mi amigo José Ángel Monteagudo, que es
Secretario y consocio de la Asociación Aragonesa de Amigos del
Libro, en el que nos informaba del fallecimiento de su fundador,
Joaquín Mateo Blanco, al que consideraba mi maestro, compañero y
amigo. Después de recuperarme de tan inesperada noticia y de haber
rebobinado mis recuerdos compartidos de vivencias felices y
entrañables, derramé mis sentimientos en mi diario personal:”...
Fue uno de los grandes de España, el mundo pierde a un gigante. Era
un espíritu generoso, dispuesto a ayudar siempre a los demás. Era
una persona culta, inteligente, afable, diligente, emprendedora,
entusiasta, inasequible al desaliento, con fino sentido del humor,
altruista y optimista, veía siempre el vaso medio lleno. Si la vida
le de daba un limón, él hacía una limonada. Vivirá siempre en mí.
Le echaré mucho de menos”.
Hace unos años, el “Readers Digest” publicaba una
sección que presentaba personajes inolvidables en la vida de
algunas personas. Para mí, Joaquín Mateo es un protagonista nato de
esta sección. Joaquín entró en mi vida en marzo de
1975 en Madrid, en compañía de mi añorado padre, recién llegados de
El Salvador, cuando víne a estudiar a la Escuela de Gerentes de
Cooperativas de Zaragoza, desde entonces me quedé en España y nació
nuestra amistad sincera. Él me introdujo al fascinante mundo del
cooperativismo.
Siempre recordaré su peculiar forma de saludarme:
“¡¡Sergio!!”, decía, agitando sus brazos en alto y seguidamente nos
fundíamos en un fuerte abrazo. Cuánto me alegro que la última vez
que nos vimos en un acto cultural en Zaragoza hace unos meses, me
despedí de él con un efusivo abrazo. Me queda ese
dulce recuerdo. Es reconfortante saber que una de las posesiones
más valiosas del ser humano son los recuerdos. No hay nada más
grato que un dulce recuerdo. Recordar es vivir dos veces.
Viví muchos instantes inolvidables en su compañía,
viajamos juntos por toda España y asistimos a numerosos congresos y
reuniones internacionales, en Estocolmo, Hamburgo, Roma, Francfurt,
Londres, Louhgborough, Sicilia, Portugal...Recordar en breves
lineas la trayectoria de Joaquin Mateo, es bastante complejo. Era
un humanista completo, un activista cultural, de gran bagaje
intelectual, de verbo chispeante, se podía hablar con él de lo
humano y de lo divino. Con él uno nunca se aburría, y se aprendía
mucho, su presencia era un regalo. Licenciado en Filosofía y
Letras, Doctor en Derecho, Diplomado en prensa. Experto de la OIT,
la OEA, la FAO y de la Alianza Cooperativa Internacional.
Conferenciante y profesor en Argentina, Perú, Colombia, Brasil,
Guatemala, Puerto Rico, Canadá, Uruguay, Inglaterra, Francia
Italia, Alemania, Suiza, Portugal. Consejero de la
Institución Fernando el Católico. Diputado Provincial. Periodista
del Diario Pueblo, Amanecer, Radio Nacional. Falleció a los 78 años
en Zaragoza. Dice la canción que “cuando un amigo se va, algo se
muere en el alma” Cuando alguien emprende ese viaje a la eternidad
seguramente “nos deja un poco de si y se lleva un poco de
nosotros”. Cada persona que pasa por nuestra vida es única e
irrepetíble. Dos almas no se encuentran por casualidad, todo tiene
un propósito para el Señor. Joaquin deja un vacío en nuestras vidas
muy difícil de llenar, pero nos consuelan las vivencias compartidas
y los gratos recuerdos. Cicerón dijo:”la vida de los
muertos perdura en la memoria de los vivos”. Joaquin Mateo fue un
personaje de gran erudición literaria.
Fundó la editorial Coso Aragonés del
Ingenio, en la que publicó más de treinta libros entre los que
destaca uno dedicado a Baltasar Gracián, autor del que Joaquín era
un especialista. Colmaba con lo mejor de sí en todos los cargos que
desempeñaba. Fundó la Escuela de Gerentes de Cooperativas en 1963 y
el Centro Nacional de Educación Cooperativa, de las que ejerció
como Director, al igual que la Asociación Latinoamericana de
Centros de Educación Cooperativa (ALCECOOP) en Buenos Aires en
1976 siendo su primer presidente. Ocupó altos cargos en la
administración autonómica y central. Desde 1990 hasta su jubilación
en enero de 2002, fue Director-Gerente de la Biblioteca de Aragón ,
y también el encargado de su puesta en marcha (el gobierno de
Aragón le concedió la prórroga laboral y siguió en activo hasta los
70 años), donde crea la Asociación Aragonesa de Amigos del Libro,
“el “Nuevo Cine Club de Zaragoza”, el Premio Literario “El Búho”,
la “Asociación de Amigos de la Música” y las “Revistas Barataria y
CCB. Publicó Educación Cooperativa, Cooperativismo, Cooperativas y
Universidad, El Retorno Cooperativo (su tesis doctoral), América a
dos Riberas, La muerte derrotada, etc.
Su funeral fue un oficio sencillo pero solemne, a la vez que
entrañable y emotivo que llegó a su punto culminante cuando un
familiar leyó de su autoría: Credo a la amistad “Creo en la
fantasía como fuente de ilusión que brilla en los ojos de los
niños. Creo en los reyes magos y en el Ratoncito Pérez; Creo en los
árboles en el prodigio de lo verde, la sinfonía del bosque, la
maravilla del césped/ Creo en Zaragoza, Huesca y Teruel y sobre
todo en España...”Creo en la solidaridad con el vecino, aunque su
casa esté en Tegucigalpa, en Nairobi o Benarés, o, y es lo más
difícil, en mi propia escalera”.. finaliza con esta elocuente
declaración: “ De los sentimientos humanos, la amistad es la
expresión más elevada del amor” que da titulo a este mensaje y
resume su pensamiento y trayectoria en su jornada terrenal. Estoy
seguro que en algún momento dado Joaquin Mateo haría suyas las
palabra de Pedro Casaldáliga, conocido como el obispo de los pobres
en San Félix de Araguia, Brasil, por haber tenido tantos amigos
como las arenas del desierto: “Si me preguntan al final de mis
días: Y tú, ¿Quién has sido? Les presentaré mi corazón lleno de
nombres”. El fue un amigo leal y fiel, muy amigo de sus amigos. “La
amistad es un alma que habita en dos cuerpos; y un corazón que vive
en dos almas” dijo el poeta. Él fue una bendición para el género
humano y también para La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los
Últimos Días, él colaboró con nosotros en Aragón desde hace más de
25 años, como lo hacía constantemente a quien se lo demandaba.
Recuerdo una vez que le hicimos entrega de 75 Libros de Mormón los
cuales se encargó de distribuirlos en las bibliotecas de la
Comunidad Aragonesa. Nos cedió más de una vez el salón de actos de
la Biblioteca para eventos de Asuntos Públicos a miembros SUD a
nivel particular, para sus exposiciones artisticas y nos abrió
muchas puertas con lideres de opinión.
“El valor de una persona se mide por las vidas que toca y por el
bien que ha hecho en el mundo” y esto se cumple con Joaquin Mateo
que fue una persona muy útil a la sociedad, a su familia, a su
patria y a Dios. Influyó positivamente en los demás, sembró gozo al
andar, fue un regalo del Creador para nosotros. Sirvan estas líneas
de recuerdo emotivo y agradecimiento de quienes tuvimos la dicha de
conocerte, añorado maestro compañero y amigo.
Querido Joaquin, tu vida nos inspiró, fuiste un ejemplo de
excelencia. Somos un poco mejor por haberte conocido, te
recordaremos siempre, vives en nosotros, y hasta que volvamos a
vernos que el Señor te lleve siempre en la palma de Su mano.
Zaragoza, 14 de Enero 2011.