Nota de prensa

“No estoy solo”: Sobrevivientes de abusos encontraron sanación a través de la fe y la hermandad

“Estos grupos no son solo un nombre en un tablón de anuncios de nuestras iglesias. Son grupos reales, vivos, que representan una necesidad que existe en nuestro mundo”. Esta es la afirmación de un miembro de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días de Francia que recientemente ha participado en el primer grupo de recuperación de la Iglesia para hombres víctimas de abuso sexual en Europa.

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Este grupo en línea reunió a Santos de los Últimos Días de múltiples estacas de Francia durante doce semanas para analizar formas de superar traumas pasados guiándose por principios fundamentados en el Evangelio de Jesucristo y siendo dirigidos por miembros voluntarios que son terapeutas acreditados. Al concluir el programa de doce semanas, los participantes compartieron el consuelo que habían recibido y la necesidad de esta vía para sanar de los casos de abuso.

“Me preguntaba si debía estar aquí. Me preguntaba qué encontraría aquí y qué podía esperar”, dijo un participante. “Este grupo es un lugar de amor y apoyo. Es una manifestación de lo que es el Evangelio y del amor de Cristo”.

Los participantes no se conocían mucho entre sí antes de participar en el grupo de recuperación, pero se fueron acercando unos a otros a medida que trataban distintos temas cada semana. En los últimos años, Servicios de Bienestar y Autosuficiencia y Servicios para la Familia del Área Europa Central han puesto numerosos recursos a disposición de las víctimas, de los líderes eclesiásticos y de los miembros para ayudarles a prevenir mejor los casos de abusos sexuales y servir a quienes los han sufrido. Estos recursos pueden encontrarse en una página especial preparada por los Servicios de Bienestar y Autosuficiencia de la Iglesia para Europa, en LifeHelpEurope.org. En la página se pueden encontrar recursos específicos adaptados a cada país europeo, así como una opción para que las víctimas se unan a un grupo de recuperación en su idioma.

Los participantes del grupo variaban en edad, antecedentes y perspectiva, pero encontraron aspectos en común a través de sus experiencias y del poder sanador de Jesucristo. Al concluir el periodo de tiempo previsto, los participantes afirmaron que no estaban listos para que terminaran las conversaciones que tanto les habían unido y que seguirían hablando más allá de las doce semanas previstas.

Uno de los participantes afirmo que “se ha creado un vínculo entre todos nosotros. Recuerdo que en nuestra primera sesión todos actuábamos con un poco de timidez, y ahora, después de nuestra última sesión, es difícil imaginar dejarlos a todos”. “Sentí mucho amor. Me sentí escuchado. Se ha creado este vínculo inquebrantable y no se puede eliminar. Este grupo es sumamente importante y nos permite a todos reconstruirnos juntos”.

Muchas víctimas se enfrentan a estos desafíos solas y a menudo reciben asistencia profesional, por ejemplo, terapia, también de manera individual. Uno de los objetivos de los líderes locales y de Servicios para la Familia es ayudar a las víctimas a descubrir los beneficios de apoyarse en otros para superar un sufrimiento común. Aunque ninguna situación es igual a otra, los participantes en el grupo se identificaron unos con otros y encontraron el amor del que habla la Biblia.

“En esto se mostró el amor de Dios para con nosotros: en que Dios envió a su Hijo Unigénito al mundo para que vivamos por medio de él” (1 Juan 4:9).

Un participante declaró: “No era consciente de cuánto necesitaba este grupo. En el pasado había trabajado mucho conmigo mismo, pero este grupo me ha ayudado a entender de dónde venían algunos de mis problemas. Me he dado cuenta del impacto que ha tenido en mi vida el abuso que he vivido, pero también he comprendido que no estoy solo en esto”.

Otro objetivo de este grupo era capacitar mejor a los líderes de la Iglesia que sirven a las congregaciones locales y ayudan a las víctimas de abusos. Los moderadores y los participantes compartieron cómo sus líderes pueden atender mejor a estas víctimas, por ejemplo, alentando el asesoramiento profesional, asegurando el consuelo de las víctimas mediante una ausencia de presión hacia ellas, manteniendo un contacto frecuente y asegurándose de que sepan que son amados y que no están solos. En la sesión final, se animó a los participantes del grupo a invitar a los líderes de su congregación, a sus cónyuges o a una persona de apoyo a que les escucharan hablar sobre el progreso que han realizado a lo largo del programa. Los líderes de la Iglesia tienen la esperanza de que estos grupos continúen realizándose en todo el mundo para dar apoyo a las víctimas.

“Hay otros hombres como nosotros que han vivido cosas que entendemos”, dijo un participante. “Podemos ayudarnos mutuamente y arrojar luz sobre lo que hemos vivido. No solo luz sobre lo que ocurre en la oscuridad, sino también la luz de la paz y la comprensión”.

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