Tanto la libertad religiosa como el amarnos los unos a los otros, con independencia de nuestra religión o de la naturaleza de nuestras creencias, es algo importante que debemos recordar diariamente y de lo que debemos dar ejemplo mediante nuestras acciones. Hay diferentes organizaciones que apoyan este esfuerzo, tal como las Naciones Unidas, la cual celebra anualmente, en la primera semana de febrero, la Semana Mundial de la Armonía Interconfesional, en la que se fomenta el diálogo entre las religiones. La importancia de este objetivo queda bien patente en la redacción de la Resolución 65/5, de 20 de octubre de 2010, de la Asamblea General de las Naciones Unidas:
“Con la observación de esta semana, se quiere poner de relieve la necesidad imperiosa de que las distintas confesiones y religiones dialoguen para que aumente la comprensión mutua, la armonía y la cooperación entre las personas y que los imperativos morales de todas las religiones, convicciones y creencias incluyen la paz, la tolerancia y la comprensión mutua”.
Quizás te hayas preguntado alguna vez qué piensan o hacen los mormones en cuanto a la libertad religiosa. La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, cuyos miembros son comúnmente conocidos como mormones, también aboga por la libertad de culto. En una conferencia de prensa, el élder Dallin H. Oaks, del Cuórum de los Doce Apóstoles, señaló que “necesitamos con urgencia leyes que protejan a las comunidades y a las personas de fe contra la discriminación y las represalias por reclamar los derechos esenciales de la libertad de expresión y la práctica religiosa que constituyen el corazón de nuestra identidad como nación y nuestro legado como ciudadanos”.
José Ferrer, miembro de la Iglesia en España, es doctor en derecho por la Universidad de Granada, colaborador del Instituto de la Paz y los Conflictos (IPAZ) y vicepresidente del Foro de Ecología, Espiritualidad y Religiones. El hno. Ferrer, quien ha sido un gran defensor de la libertad religiosa durante mucho tiempo, nos comenta que “este derecho es crucial en la preservación de la libertad y dignidad humana”. Señala además que, a veces, incluso en los países de Europa en los que se garantiza constitucionalmente la libertad religiosa, el derecho a ésta no se aplica correctamente en asuntos como el proselitismo o el acceso a lugares de culto.
No sólo es importante respetar otras religiones y sus libertades, también podemos recibir bendiciones por trabajar unidos con personas de otras denominaciones. Como élder Robert D. Hales, del Cuórum de los Doce Apóstoles, mencionó en la Conferencia General de abril de 2015, al trabajar unidos podemos alzar nuestra voz de manera más poderosa con el fin de elevar nuestros estándares en la sociedad. También recordó lo siguiente:
“Aunque los miembros nunca deben afirmar, ni siquiera insinuar, que hablan en nombre de la Iglesia, se nos invita a todos, en calidad de ciudadanos, a compartir nuestro testimonio personal con convicción y amor: todo hombre según su propia opinión.”
El hno. Ferrer también nos habla de los beneficios que se derivan de ir más allá de la mera tolerancia por otras denominaciones para a fomentar un mayor espíritu de armonía entre ellas. En sus palabras:
“Saber y conocer a personas de otras confesiones nos abre la mente y el espíritu, nos ayuda a ser más tolerantes y a comprenderlos mejor.” Y añade: “El desconocimiento y la ausencia de diálogo aumentan el sesgo humano, social y cultural en la sociedad plural y diversa que es España.”
Élder Ronald A. Rasband, del Cuórum de los Doce Apóstoles, al dirigirse a un grupo de jóvenes universitarios, respondió a la pregunta que varios jóvenes tenían de por qué los grupos religiosos a veces adoptan posturas en cuestiones de naturaleza política asegurando que esto nos puede proteger. En esta misma reunión élder Rasband afirmó: “Necesitamos la comprensión natural de su generación en cuanto a la compasión, el respeto y la equidad. Necesitamos su optimismo y su determinación para resolver estos complejos problemas sociales”.
Según se recoge en Juan 13:34, nuestro Salvador Jesucristo declaró con rotundidad: “Un mandamiento nuevo os doy: Que os améis unos a otros.” No se excluye a ateos, católicos, adventistas, testigos de Jehová, musulmanes, ni a ningún tipo de creyente sea cual sea su adscripción. El mandamiento dado no hace ninguna excepción: debemos respetar y amar a nuestro prójimo siempre, sin importar sus creencias. En 1843, el profeta José Smith declaró con vehemencia lo siguiente:
“Los santos pueden testificar si estoy dispuesto a dar mi vida por mis hermanos. Si se ha demostrado que he estado dispuesto a morir por un ‘mormón’, declaro sin temor ante los cielos que estoy igualmente dispuesto a morir en defensa de los derechos de un presbiteriano, un bautista o cualquier hombre bueno de la denominación que fuere; porque el mismo principio que hollaría los derechos de los Santos de los Últimos Días atropellaría los derechos de los católicos romanos o de cualquier otra denominación que no fuera popular y careciera de la fuerza para defenderse” (José Smith,1843, Historia de la Iglesia, 5:498).
El hno. Ferrer finalmente nos comenta que “el paso que sigue al de la tolerancia es el de la convivencia” y que “si aprendemos a convivir con ‘el otro’, tendremos una sociedad más pacífica e integradora.”
Celebración en 2016 del fin del Ramadán con nuestros amigos musulmanes.
Sigamos los consejos de nuestros líderes y continuemos siendo respetuosos con otras denominaciones y creencias religiosas. También continuemos amándonos los unos a otros y siendo un ejemplo de luz y amor para el resto del mundo. No sólo lo que digamos, sino lo que hagamos es lo que marcará la diferencia.