La Sala de Prensa Blog

Cómo entender el manual

Salt Lake City, viernes 13 de noviembre de 2015

Si hay algo en lo que prácticamente todos los cristianos están de acuerdo es en el tierno amor que Jesucristo tiene por los niños; tanto la Biblia como el Libro de Mormón contienen  relatos emotivos de Su amor por los “pequeñitos”, en donde Él los bendice y donde les pide a Sus discípulos que dejen que los niños se acerquen a Él.

En La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos días se respeta a la familia, y los niños constituyen el aspecto central de ella. Aun así, la semana pasada una carta instructiva de los líderes de la Iglesia que trataba el delicado tema sobre cómo responder a las relaciones entre personas del mismo sexo produjo una ola de interrogantes por parte de los miembros de la Iglesia. La mayoría de las preguntas eran sobre los niños.

Debido a que la carta era un documento instructivo a los líderes de todo el mundo y no un anuncio para toda la Iglesia mediante LDS.org o por medio de Asuntos Públicos de la Iglesia, la carta no contenía información adicional o no había más contexto en los sitios web habituales de la Iglesia. Eso suscitó preguntas de muchos miembros de la Iglesia, quienes mayormente notaron que los titulares de los medios de comunicación reflejaban las instrucciones como un rechazo hacia los niños y el negarles darles un nombre. Era comprensible que los miembros tuvieran preguntas específicas sobre cómo el cambio anunciado podría afectar a sus seres queridos.

Ese episodio demuestra claramente los peligros de sacar conclusiones basadas en informes periodísticos, tweets y publicaciones en Facebook incompletos sin el contexto necesario ni la información precisa. Rápidamente la Iglesia respondió a muchas de esas inquietudes con una entrevista en video con el élder D. Todd Christofferson, miembro del Cuórum de los Doce Apóstoles, y antes del fin de semana, millones de personas ya habían visto la entrevista. Se ha publicado, una carta aclaratoria sobre lo que significan y lo que no significan los cambios en el Manual en LDS.org, el principal sitio web de Iglesia

Una dificultad fue la falta de entendimiento general sobre el Manual mismo, el cual es una guía para los líderes laicos de la Iglesia en las 30 000 congregaciones de todo el mundo. Uno de los objetivos del Manual es proporcionar a los obispos y a otros líderes un punto de referencia estándar cuando tomen decisiones. Debido a que es un manual de normas y procedimientos, el Manual no está escrito en un estilo que sea necesariamente contextual o explicativo. Se anima a los líderes de la Iglesia a usar el Manual en combinación con la guía del Espíritu Santo. La sensibilidad a circunstancias individuales se aprende mediante el Espíritu, mediante las enseñanzas y el ejemplo de Cristo como se encuentran en las Escrituras, mediante discursos y enseñanzas de Autoridades Generales, así como de experiencias personales de los líderes en la vida real.  Ningún manual puede responder a cada pregunta ni cubrir cada circunstancia.

A continuación, se mencionan puntos clave para entender los antecedentes a los cambios y adiciones recientes al Manual de líderes:

No es un pecado el simplemente sentir atracción hacia otra persona del mismo sexo.

Algunos miembros fieles de la Iglesia sienten esa atracción, sin embargo, participan en la Iglesia sin violar los mandamientos del Señor. Prestan servicio en misiones y asisten al templo.  La Iglesia enseña a sus miembros a aceptar a estos hermanos y hermanas y a alentarlos a vivir fielmente en la Iglesia.

No hay cambios en la postura doctrinal de que las relaciones sexuales entre personas del mismo sexo son pecaminosas.

En el Manual hay información nueva que se refiere a un grupo limitado de situaciones que afectan a los hijos de parejas del mismo sexo.

Puesto que, tanto en Estados Unidos como en otros países, el matrimonio entre personas del mismo sexo ahora es legal, la Iglesia sintió la necesidad específica de tratar el tema de tales matrimonios en el Manual para establecer un límite firme y lograr la uniformidad entre los líderes locales. A los líderes de la Iglesia les preocupan los niños en particular, ya sea que estos hayan nacido biológicamente de uno de los integrantes de la pareja del mismo sexo, hayan sido adoptados o hayan sido concebidos mediante intervención médica. En realidad, muy pocas parejas del mismo sexo llevarán a sus hijos a la ordenanza formal de la Iglesia de dar un nombre y bendecir a un niño, ya que esto crea una cédula de miembro formal; pero los líderes de la Iglesia desean evitar poner a los pequeñitos en un posible conflicto que exista entre las parejas de personas del mismo sexo en el hogar, y las enseñanzas y actividades en la Iglesia.

Esta sensibilidad a circunstancias de familia se practica en otras circunstancias. Por ejemplo, la Iglesia no bautiza a menores sin el consentimiento de los padres, incluso si los niños desean relacionarse con sus amigos Santos de los Últimos Días. No se bautiza a un hombre casado ni a una mujer casada si el cónyuge se opone. Los misioneros no realizan proselitismo en la mayoría de los países musulmanes ni tampoco en Israel, en donde hay susceptibilidades particulares con respecto a la familia. En algunos países africanos y en otras naciones donde se practica la poligamia, cualquier persona cuyos padres practiquen la poligamia necesita un permiso especial para bautizarse, de modo que ellos sepan que la práctica que es culturalmente aceptable para muchos en la región no es aceptable para La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días. 

De hecho, siempre hay situaciones que salen del marco que proveen estas pautas y principios generales, por eso los líderes locales pueden solicitar guía a autoridades de mayor liderazgo para casos particulares en los que podrían surgir preguntas.

La gran mayoría de los miembros de la Iglesia entienden que no ha habido ningún cambio doctrinal con respecto a los asuntos LGBT.  La doctrina de la Iglesia va acorde con la vida y las enseñanzas de Jesucristo. Actualmente, muchos tienen la fuerte tendencia de hablar sobre Jesucristo como si las enseñanzas de Él sobre el amor fueran de alguna manera contradictorias con Sus enseñanzas sobre los mandamientos divinos. Es claro que el amor del Salvador nunca se le negó a nadie y Sus palabras en la cruz son un ejemplo de ello; pero, a veces, Él también expresó amor al enseñar doctrina clara y al permanecer firme contra el pecado ante situaciones difíciles por las cuales la gente lo rechazó. Es allí donde se hallan los líderes de la Iglesia hoy: se mantienen firmes a la postura doctrinal que diferencia lo bueno de lo malo, a la vez que hacen extensivo su amor a todas las personas.

Los miembros de la Iglesia que creen en profetas y apóstoles modernos entienden y valoran la intención de sus líderes de guiar a la Iglesia en medio de la complejidad que existe en sociedades diversas y las circunstancias sociales que cambian rápidamente.

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