La crisis de los refugiados en la frontera ucraniana es compleja y las necesidades de ayuda humanitaria son urgentes y múltiples. Cuando comenzó la crisis el 24 de febrero de este año, La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días estableció de inmediato un marco de actuación para la integración de los miembros de la Iglesia que eran refugiados. El enfoque incluía la creación de centros de reunión para atender las necesidades inmediatas de los refugiados, además de un proceso para poner en contacto a las personas y familias desplazadas con las congregaciones locales de la Iglesia, donde podrían encontrar alojamiento temporal, alimentos, otros suministros y refugio social y espiritual.
Cuando se produce una calamidad o una catástrofe en cualquier parte del mundo, la Iglesia evalúa rápidamente las necesidades de los misioneros, miembros y amigos. A menudo, la gran mayoría de las personas a las que se presta asistencia no son miembros de la Iglesia, sino que son amigos y vecinos de las comunidades locales.
Desde el inicio de la crisis, los Servicios de Bienestar y Autosuficiencia (WSRS, por sus siglas en inglés), un departamento de la Iglesia, ha participado de forma proactiva en cientos de proyectos de ayuda humanitaria por toda Europa.
Junto con líderes y miembros locales de la Iglesia, el departamento está coordinando la asistencia a personas de todas las confesiones en los pasos fronterizos, en los centros de reunión y en los edificios locales de la Iglesia.
En Polonia, los misioneros de ayuda humanitaria apoyan los esfuerzos de los voluntarios en el enorme centro de acogida de refugiados de Tesco. Varios jóvenes misioneros de la Iglesia están ocupados allí limpiando, sirviendo comida y proporcionando asistencia lingüística. La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días ha donado un ordenador portátil para ayudar a la coordinadora de voluntarios a llevar un control de la información sobre estos, así como una lavadora para ayudar a agilizar la limpieza de fregonas, toallas y suministros varios.
Dos voluntarios que fueron anteriormente misioneros mayores en Eslovaquia se han desplazado hace poco a Polonia para quedarse varios meses y ayudar en las labores de asistencia a los refugiados, trabajando como representantes técnicos. Coordinan proyectos con otras organizaciones no gubernamentales (ONG). Por ejemplo, Save the Children va a llevar a cuarenta huérfanos que estaban atrapados en Ucrania a un nuevo orfanato en el oeste de Polonia. La Iglesia ha donado ropa de cama, planchas y hervidores de agua eléctricos para esa labor conjunta. Durante un descanso en la actividad cerca de la frontera entre Polonia y Ucrania, una voluntaria mayor se fijó hace poco en una pareja de sordos que se hacían señas solos en un rincón. Se acercó a ellos, saludándolos por medio de la lengua de signos, y ellos le respondieron con grandes sonrisas. La lengua de signos suele facilitar una comunicación eficaz de país a país.
En Hungría, la Iglesia encontró una ONG que alquila un hotel entero para refugiados. Este hotel de 62 habitaciones puede albergar hasta 300 mujeres y niños para estancias de corta duración. La Iglesia ayudará a sufragar los gastos de alquiler del hotel.
En Eslovaquia, la Iglesia colabora con Nadacia Pro Futura para proporcionar alimentos y artículos de higiene para bebés, para distribuirlos a las madres con bebés o con niños pequeños que llegan a la frontera. Hasta la fecha, se han repartido ya 400 estuches. La Iglesia también compró y donó un nuevo frigorífico y una estufa de leña para los centros de refugiados de Baškovce.
En la República Checa, la Iglesia ha creado dos centros para refugiados. Uno de ellos se encuentra en el European Community Outreach Centre, en la Cumorah Academy, cerca de Praga. Este centro ofrece alojamiento, comida y formación académica a casi cincuenta miembros ucranianos refugiados, ocho de los cuales se están preparando activamente para ser misioneros de la Iglesia. Se ha creado otro centro para acomodar hasta cien refugiados miembros, a los que se brinda un refugio temporal nada más llegar. La comida y el alojamiento se ofrecen de forma gratuita y los miembros locales de la Iglesia ayudan a los refugiados a integrarse en ciudades con capillas y ramas establecidas, para proporcionarles tanto interacción social como refugio espiritual.
Islandia es un país pequeño y lejano, pero también ha sido activo en la recepción y acogida de familias de refugiados, incluyendo una familia de miembros que huyeron de Odesa, en Ucrania, para dirigirse a Islandia. La Iglesia en Islandia también contribuye económicamente a los proyectos de las ONG establecidas que ayudan a las personas desplazadas de Ucrania. En total, han llegado a Islandia más de 600 personas desplazadas desde Ucrania, y a cada una de ellas se le ha dado alojamiento y empleo. En un supermercado de Reikiavik, los clientes disponen de la opción de añadir quinientas coronas islandesas a sus gastos como donativo para los refugiados.