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Después de las graves inundaciones causadas por la reciente DANA (Depresión aislada en niveles altos) que asoló la región española de Valencia el 29 de octubre de 2024, La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días ha movilizado a sus miembros y recursos para socorrer a las personas afectadas. Debido al impacto de las inundaciones en viviendas y comunidades, los líderes y los voluntarios de la Iglesia están colaborando estrechamente con las autoridades y organizaciones locales para ofrecer ayuda inmediata y productos básicos.
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La Iglesia se dedica a ayudar a los pobres y necesitados por medio de una extensa labor humanitaria y de socorro, que se inspira en las enseñanzas de Jesucristo de amar a Dios y al prójimo. Este compromiso tiene su origen en el hecho de que la Iglesia cree que todas las personas son hijos e hijas de Dios y que merecen compasión, dignidad y atención.
La Estaca Valencia, España (organización similar a una diócesis católica), de la Iglesia, bajo la dirección del presidente José Luis Barriá Fernández, está centrada en ayudar a los miembros de la Iglesia afectados por las inundaciones y también en ayudar a otras personas. A fin de facilitar la labor de limpieza y recuperación, la Iglesia ha comprado mucho material de limpieza, que incluye botas impermeables, cepillos, rasquetas, cubos, palas y bombas de agua.
Asimismo, la Iglesia ha establecido un Centro de control en el centro de reuniones de la Estaca Valencia. Este centro, situado en el barrio de Quatre Carreres de la ciudad de Valencia, actuará como centro de distribución y coordinación de los materiales de ayuda. El élder Lamb y Francisco Serrano, que están ayudando localmente en la respuesta de la Iglesia, se han reunido con el presidente de la Estaca Valencia, el presidente Barriá, y han finalizado las gestiones para que el Centro de control empiece a funcionar. Este centro servirá también de base logística, donde otras organizaciones podrán recoger material para apoyar su respectiva labor de ayuda.
El 1 de noviembre de 2024 por la mañana, llegaron tres furgonetas al Centro de control de Valencia para entregar estos productos básicos a fin de distribuirlos a los miembros y voluntarios de la comunidad. Unas horas más tarde llegó también un camión con más suministros. Los miembros de la Iglesia están donando su tiempo como voluntarios en el Centro de control para ayudar a cargar y almacenar los materiales.
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El presidente Barriá dijo que “los miembros de la Iglesia se han visto muy afectados por estas inundaciones. Al mismo tiempo, tienen esperanza en la recuperación”. Contó que los miembros han sido testigos de muchos milagros y que están agradecidos por la abrumadora respuesta de los miembros de la Iglesia de toda España, que están dispuestos a ayudarlos en este momento tan delicado. “Apreciamos enormemente las oraciones y la preocupación de los miembros de todo el mundo. Seguiremos adelante ayudando a la comunidad con sus necesidades más inmediatas y con su recuperación a largo plazo”, concluyó.
Un miembro de la Iglesia murió en las inundaciones y otro se está recuperando en el hospital de una lesión en la pierna. Se estima que unos cincuenta miembros de la Iglesia se han visto afectados directamente. Todos los misioneros de la Iglesia que prestan servicio en la zona están sanos y salvos. En la región de Valencia viven unos diez mil miembros de la Iglesia.
Una de las zonas afectadas por las inundaciones es Catarroja, un municipio de 28 000 habitantes situado en la comarca Horta Sud de Valencia. Uno de los barrios (congregaciones de mayor tamaño) de la Estaca Valencia se encuentra ubicado allí. El edificio sufrió algunos daños: el garaje y las aulas del sótano se han inundado y las ventanas se han roto. Puesto que el acceso al edificio es complicado, los servicios de adoración dominicales se llevarán a cabo en línea durante las próximas semanas. Hay varias viviendas de miembros de la Iglesia de la zona que también han sufrido daños.
El élder y la hermana Rees, que prestan servicio como misioneros voluntarios de la Iglesia en su labor de bienestar y autosuficiencia, también se han unido a las actividades de respuesta en Valencia. Se mantienen en contacto constante con el Centro de Coordinación de Emergencias de la Comunidad Valenciana y también se comunican con las autoridades civiles locales en las comunidades afectadas, con el fin de evaluar las necesidades actuales y ofrecer el apoyo de la Iglesia. La finalidad de su labor es garantizar que haya disponibilidad tanto de material de socorro como de voluntarios para ayudar a las comunidades locales necesitadas. Asimismo, están trabajando para que la Iglesia contacte con las organizaciones no gubernamentales (ONG) que colaboran con el Centro de Coordinación de Emergencias de la Comunidad Valenciana, con el fin de coordinar la ayuda con eficacia.
Para responder a una lista de productos básicos proporcionada por las autoridades locales, la Iglesia ha organizado la compra de una gran cantidad de suministros. Una parte de esos materiales la distribuirá el Ayuntamiento de Elche, una ciudad situada a 187 km de Valencia, que también cuenta con una estaca de la Iglesia. En coordinación con la Comunidad Valenciana, el Ayuntamiento de Elche también almacenará material destinado a las poblaciones afectadas por las inundaciones. Desde allí, los materiales se pondrán a disposición de las comunidades afectadas a medida que vayan resultando necesarios.
Este enfoque colaborativo subraya el compromiso de la Iglesia con la labor humanitaria y su disposición a apoyar al pueblo español para que se recupere. El trabajo que la Iglesia lleva a cabo con las autoridades civiles y las ONG refleja su dedicación al bienestar y la unidad de la comunidad, mediante la aportación de recursos y voluntarios que ayuden a reconstruir y restablecer la vida de las personas afectadas por esta devastadora tormenta.