Hay una parábola que nos encontramos de vez en cuando en la Escuela Dominical o en nuestro estudio personal. Se conoce como la Parábola del Sembrador.
Uno que sembraba, salió a sembrar su simiente; y sembrando, una parte cayó junto al camino, y fue hollada; y las aves del cielo la comieron. Y otra parte cayó sobre la piedra; y nacida, se secó, porque no tenía humedad. Y otra parte cayó entre las espinas; y naciendo las espinas juntamente, la ahogaron. Y otra parte cayó en buena tierra, y cuando fue nacida, llevó fruto a ciento por uno. Diciendo estas cosas clamaba: El que tiene oídos para oír, oiga. (Lucas 8:5-8)
Sabemos que la simiente representa el Evangelio. Sabemos que la tierra representa las condiciones o niveles de preparación de aquellos a quienes se enseña el Evangelio. También sabemos que aunque todo miembro es un misionero, la asignación formal para sembrar la semilla se da a los miembros de la Iglesia, jóvenes y mayores, que son llamados como misioneros. Su enfoque es sembrar la semilla.
Aquellos de nosotros que somos bendecidos de tener llamamientos en asuntos públicos necesitamos prestar atención al comentario final del Señor: “El que tiene oídos para oír, oiga.” A medida que NOSOTROS leemos esta parábola, deberíamos enfocarnos en la tierra. El objetivo central de nuestra asignación es el de preparar la tierra para la siembra. Nos esforzamos para reemplazar la tierra que es dura, rocosa y reseca por la que es blanda, húmeda y libre de obstáculos. Hacemos esto para que las semillas del Evangelio, cuando sean sembradas, tengan una mayor posibilidad de dar fruto. Para nosotros, ésta es la Parábola de la Tierra.
¿Qué es esta tierra que nosotros preparamos en previsión de una cosecha más grande? La tierra es la idea que los gobiernos nacionales y locales tienen de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días y sus miembros. La tierra es la idea que los medios de comunicación tienen de nosotros. La tierra es la idea que nuestros amigos de otras religiones tienen de nosotros. ¿Son estas ideas positivas o negativas, correctas o incorrectas? Cuando la palabra “Mormón” se utiliza en los medios de comunicación o en conversaciones, ¿qué ideas vienen a la mente?
Preparamos la tierra cuando llegamos a conocer a los miembros de los medios de comunicación por sus nombres, y ellos llegan a conocernos como fuentes de información útil y correcta sobre la Iglesia y sus miembros. Preparamos la tierra cuando llegamos a conocer a los miembros del gobierno por sus nombres, y ellos nos reconocen como representantes de una Iglesia cuyos miembros son excelentes ciudadanos que participan activamente en causas nobles. Preparamos la tierra cuando ponemos en comunicación directa a nuestros líderes del sacerdocio con personas de influencia para que las amistades puedan establecerse. Preparamos la tierra cuando los líderes comunitarios en las áreas de religión, comercio y ayuda humanitaria llegan a pensar de la Iglesia y sus miembros como fuentes de ayuda cuando hay asuntos difíciles que resolver.
Basta con revisar los objetivos básicos de asuntos públicos para reconocer que nosotros trabajamos con la tierra, a menudo bastante antes de que los sembradores de la semilla vengan. Incluso una semilla de la más alta calidad puede crecer solamente en la medida que la tierra esté preparada. ¡Qué bendecidos somos de tener el privilegio de cultivar la tierra, añadiendo los nutrientes que se requieren para una buena cosecha!
Parábola del Sembrador, por George Soper