Nota de prensa

“¡Una Biblia! ¡Una Biblia! ¡Tenemos una Biblia, y no puede haber más Biblia!"

   El 29 de julio de 2010, el Élder Gérald Caussé, de la presidencia del área de Europa, me escribió diciéndome que había recibido una nota del Secretario del Comité de las Escrituras, en Lago Salado, con estadísticas sobre la aceptación de la Biblia SUD Reina-Valera 2009 en los países de habla española. Este informe decía que a fecha 30 de junio de 2010, el promedio de peticiones de la Biblia de los miembros activos en los países de habla española era del 62%, y que en España era sólo del 24%. Me preguntó la razón, y me pidió que me pusiera a trabajar para ayudar a los españoles a aceptarla.    Al recibir esta asignación, me di cuenta de que yo era uno de esos españoles que todavía no habían cambiado su vieja Biblia por la nueva, y suponía que las razones por las que tres cuartas partes de los miembros activos de la Iglesia en España todavía no la hubieran aceptado –a pesar de que en agosto de 2009 la Presidencia de la Iglesia nos había pedido que obtuviéramos nuestra copia de la nueva Biblia–  serían las mismas que tenía yo: mi vieja Biblia estaba subrayada y llena de anotaciones, y temía que con la nueva Biblia ya no fuera capaz de encontrar los pasajes que tenía perfectamente identificados en la vieja. Tendría, pues, que empezar otra vez a marcar las Escrituras, perdiendo todo el trabajo efectuado durante años. Me preguntaba, por tanto, si la nueva Biblia me ofrecería ventajas que me compensaran la pérdida de mi vieja y amada Biblia Reina-Valera, revisión de 1960, con la que me sentía tan seguro.    Estas reticencias a usar la nueva Biblia me recordaron las palabras de Nefi sobre las excusas que en los Últimos Días usarían los gentiles para rechazar el Libro de Mormón: “… ¡Una Biblia! ¡Una Biblia! ¡Tenemos una Biblia, y no puede haber más Biblia!” (2 Nefi 29:3).    Algunos miembros de la Iglesia no hemos entendido bien lo que significa esta nueva Biblia que la Iglesia publicó en septiembre de 2009, y sentimos cierto temor de usarla, pensando erróneamente que se trata de una “Biblia Mormona”; es decir, una Biblia cuyo contenido doctrinal se ha cambiado para adaptarla a nuestra creencia en un evangelio restaurado, y que su uso nos apartaría de los demás cristianos.    Para saber todo lo necesario sobre la nueva Biblia, me puse en contacto con el Élder Ted E. Brewerton, que ha trabajado en su preparación. Sus comentarios y las demás investigaciones que he hecho me han convencido de que todas las ventajas que me ofrece mi vieja Biblia llena de anotaciones se ven superadas por las ayudas que la nueva Biblia SUD nos ofrece, y me han ayudado a eliminar las dudas antes citadas.    Lo que se ha hecho con la versión de la Biblia Reina-Valera es lo mismo que se hizo anteriormente con la versión Rey Santiago de la Biblia en Inglés: La Iglesia publicó en 1979 la Biblia en inglés del Rey Santiago sin apenas tocar el texto,  y añadiendo todo tipo de ayudas para su estudio: Encabezamientos en los capítulos que aclaran su contenido; notas a pie de página con referencias a los demás libros canónicos, a la traducción de José Smith de la Biblia y a significados hebreos y griegos de ciertas palabras; un diccionario bíblico; una guía de temas, y mapas. Y una Biblia Rey Santiago en inglés que suele tener entre 1.500 y 1.600 páginas se convirtió en una Biblia Rey Santiago SUD de 2.432 páginas, gracias a todas las ayudas de estudio añadidas, después de casi siete años de trabajo de cientos de personas dirigidas por las Autoridades Generales de la Iglesia. Yo he sentido durante años envidia de los Santos de habla inglesa por tener esta Biblia con tantas ayudas.    Cerca de treinta años después, la Presidencia de la Iglesia decidió hacer con la Biblia en español lo mismo que hizo con la Biblia en inglés.  Y se escogió para ello la Biblia Reina-Valera, revisión de 1960, que es la Biblia que la Iglesia ha estado recomendando a sus miembros desde hace años. Pero las Sociedades Bíblicas Unidas, que tienen los derechos de esta revisión, no dieron permiso para que se usara en este proyecto. Por tanto, se tuvo que buscar una revisión de la Biblia Reina-Valera que estuviera libre de los derechos de autor, y se escogió la de 1909.    Durante tres años, 200 personas de diez países diferentes, entre los que estaba también España, trabajaron en la actualización del idioma de la vieja Biblia Reina-Valera 1909. Eran sólo cambios gramaticales, respetando en lo que al contenido doctrinal se refiere el texto original. Para la revisión doctrinal de algunos pasajes, se usaron las notas a pie de página. Esta Biblia SUD es, pues, una revisión de 2009 hecha por La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los ÚItimos Días, usando como base la revisión hecha por las Sociedades Bíblicas Unidas de la Biblia Reina-Valera de 1909.    Es curioso el paralelismo ”Rey Santiago”/ “Reina-Valera” entre los nombres de las dos Biblias; la diferencia está en que Santiago sí era un Rey, pero Valera no era una Reina . El nombre “Reina-Valera” de la Biblia en español viene del autor de la traducción, Casiodoro de Reina, efectuada el año 1569, y del que en 1602 hizo la primera revisión del texto, Cipriano de Valera. Desde esa primera revisión de la Biblia Reina-Valera se han efectuado con el paso de los años otras más para adaptarla a los cambios del idioma. Tenemos, por ejemplo, la revisión de 1909, la de 1960 (cuyo uso había recomendado la Iglesia hasta ahora) y la de 1995, efectuadas por las Sociedades Bíblicas Unidas.  En la Wikipedia, bajo las palabras “Reina-Valera”, hay una relación de las personas y los grupos que han hecho revisiones de la versión Reina-Valera de la Biblia. En la lista leemos que “en septiembre de 2009, La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días publicó su primera edición de la Biblia en español basada en la edición Reina-Valera de 1909, con algunas actualizaciones muy conservadoras en lo que respecta a gramática y vocabulario antiguos”. Y este trabajo de la Iglesia no es único, porque en la misma página de la Wikipedia se dice que la Sociedad Bíblica Trinitaria está trabajando “en una revisión de la Biblia Reina-Valera de 1909, considerada por los biblistas como una ‘joya de la hispanidad’“.

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